El espíritu crítico vive en el estudio que comparten en Sa Pobla los arquitectos Miquel Pomar y Pere Soler, doblemente laureados por un proyecto de vivienda unifamiliar construida en suelo rústico -curiosamente ellos ampliarían la moratoria-, y por un edificio público en el municipio. El Col·legi d'Arquitectes de Balears ha creído en dos edificios que atienden la doble vertiente del oficio, servir a un cliente privado y a uno público. "La relación con el cliente es determinante para hacer obra correcta. Ha de haber sinceridad", sostienen.

Una vivienda unifamiliar, construida en suelo rústico en la carretera entre Pollença y el puerto, de más de 200 metros cuadrados sobre un terreno de 14 mil metros, la adaptaron "para hacer una estructura cerrada". Se trata de un encargo de hace 5 años. Existe un cierto atrevimiento "al girar la casa sobre sí misma y siempre mirando el patio".

-¿Entendió el cliente el proyecto?

-Lo aceptaron al cincuenta por ciento. Luego ha cambiado cosas, tonterías que no lo son tanto. Es terrible y es de lo más grave que nos pasa en esta profesión. Nos hunde.

-¿Se trabaja mejor con clientes privados o públicos?

-Cuando trabajamos con privados les damos un cuestionario para que nos digan lo que quieren, sus tics, sus aficiones, pero suelen tener problemas para saber expresar lo que quieren porque buscan cosas extra a la vida. ¿Porqué me hago una casa de 200 metros si no los necesito? Es inherente a la condición humana y como extrapolación a la arquitectura. Con las administraciones públicas debe haber la misma confianza, una base de respeto y responsabilidad a la hora de encargar. A menudo se gastan dinero público en proyectos que no tienen nada que ver con la arquitectura sino con este 'ajetreo' ajeno a la finalidad principal.

-¿Mallorca es más víctima de la fiebre constructiva que otras comunidades?

-Los encargos en esta isla son aleatorios. Creemos que uno de los mejores arquitectos de Balears es Elías Torres y no se le han hecho los encargos que merecía. Ha hecho la mejor obra pública, Ses Voltes, y encima fue criticado por un grupo de carcas. Es paradigmático de lo que está pasando aquí. Se construye por encima de la demanda, es una catástrofe.

-Ustedes han construido en suelo rústico. ¿Qué opinan de la moratoria, es aún permisiva?

-Lo determinante en edificaciones rústicas, siempre que no sean muy densas, creemos que 14 mil metros cuadrados supone una densidad muy alta. Se tendría que aumentar a 100.000. Soy más partidario de no construir en suelo rústico. Esta isla es muy pequeña. ¡Es más complejo construir una vivienda que una autopista, porque destruye más el medio ambiente, y ahora la presión urbanística va hacia el interior. Es como el pez que se muerde la cola: construir en el campo es abrir la puerta a levantar autopistas.

-¿Qué hacemos con tanta plaza hotelera que no se llena?

-Se ha de estabilizar el turismo, no crear más plazas sino arreglar las ya existentes. No se puede servir a dos señores, y yo me incluyo, quererlo todo: calidad de vida, turismo, una medio ecológico.

-¿Los arquitectos también son responsables de esta doble servidumbre?

-Ya he dicho que es inherente a la condición humana. En esta isla se está construyendo por encima de la demanda. Veo que será una catástrofe. Por ser arquitectos no hemos de continuar con este pan para hoy, hambre para mañana. Es un problema.