Siete días en Mallorca en un hotel de tres estrellas por sólo doscientos euros. Con esta oferta. puede que el avión aterrice directamente frente a la calle más concurrida del verano: Punta Ballena.

Aproximadamente, el noventa por ciento del turismo es de origen británico. Sin embargo, algunas familias de españoles pasean entre la mayoría inglesa con cara de pavor, es el riesgo de viajar con los precios más baratos.

La otra cara de la noche de Magaluf se transforma en Las Vegas de Mallorca. El gasto en electricidad de los locales sólo es reembolsable gracias a las bebidas que allí se consumen.

A altas horas de la madrugada, la oferta se amplía a cena, baile, bebida (selección de cócteles) o la compra de algún souvenir con un nombre grabado (que sólo encontrará si responde cuando llaman a Jennifer, Kevin o similar)

Los extranjeros toman la calle en un carnaval diario. A partir de las once y media de la noche, Punta Ballena se convierte, porque así lo dicta la masa, en zona peatonal.

Los foráneos se aposentan en la calzada escuchando la mejor oferta de los relaciones públicas. Si su chaleco es de color amarillo, publicitan un bar, si bien es de color naranja, trabajan para una discoteca. Los profesionales en ofertas cogen a las chicas de la mano y ellas se dejan arrastrar por sus promesas. Parece que en todos los países se hace igual.

Corrientes de gentes que suben y bajan por una sola calle de neón. Sus lenguas afiladas silencian las bocinas de los coches y cuando ven pasar a la policía le dedican un oda o un desnudo integral.

Stop Bar, Lennon's, Revolution, Funkey Monkeys... son algunos de los bares que compiten entre ellos para alcanzar antes al cliente.

Murphy's se vende como el mejor karaoke del bario, en Pickwick, el cantante Kevin Roberts versiona las canciones de Tom Jones. Entre una cosa y la otra, las chicas más jóvenes pueden pararse para hacerse trenzas en el pelo.

"Se les ofrece a los ingleses muchos clubs donde pueden bailar y beber. Pienso que están un poco locos y que tienen mucha energía. Se comportan así porque hacen cosas que en su país no podrían hacer", es la única explicación plausible para un americano que sigue el espectáculo con asombro.

Entre tanta oferta se encuentra un nuevo producto, las botellas de oxígeno. Una empresa británica ha traído a la isla, vía Magaluf, unas barras de colores que guardan el gas en su interior. Los ingleses han conseguido comerciar con un elemento tan común con la finalidad de nivelar y controlar el alcohol ingerido. El oxígeno se aspira por unos tubos enganchados a la nariz y posteriormente éste llega a la cabeza aclarando cuerpo y mente.

El invento ya ha llegado hasta a Japón y si obtiene el éxito deseado puede que en un tiempo nos resulte más común de lo que parece e incluso podamos comprarlo en packs de dos en el supermercado.

Al comenzar la noche, lo que parecen seres inofensivos se convierten en cualquier otra cosa al cabo de unas horas, desde hawaianas, a conejitos Playboy, pasando por neo hyppies o equipos de fútbol. También Barbie pasea palmito por la calle en busca de Ken. Imprimen las camisetas con su nombre, o con algún pseudónimo picante que tenga gracia.

Punta Ballena es el carnaval de Notting Hill de Balears. No estaría mal que tras el disfraz apareciera el actor Hugh Grant.