Este año cuesta llenar los hoteles incluso en las fechas en las que tradicionalmente había problemas de overbooking. A falta de menos de dos semanas para iniciar el mes de agosto, sólo se han vendido entre un 80% y un 85% de las plazas, según lamenta el presidente de la Federación Hotelera de Mallorca, Antoni Horrach, que no duda en advertir que una tasa inferior al 95% puede considerarse un "fracaso" a la vista de la creciente estacionalidad de la actividad turística. Por ello, el sector se ha visto abocado de nuevo a hacer descuentos: entre un 15% y un 25% de rebaja en los precios en un último intento de alcanzar el lleno en plena temporada alta.

El presidente hotelero no oculta que la evolución de las ventas dista mucho de ser la esperada para el presente ejercicio, con una debilidad en la demanda especialmente evidente en el mercado británico, donde la contratación de las vacaciones presenta una clara evolución en favor de las ofertas por internet con estancias más cortas, como una forma de intentar contrarrestar la creciente debilidad de la libra frente al euro.

Según Horrach, los hoteles de la isla tienen vendidas en torno a un 80% de sus plazas para el mes de agosto. Un 60% de ellas se habían contratado antes de que concluyera el mes de abril, por lo que han disfrutado de descuentos del 10% al 15%, mientras que un 20% se han adquirido a precio de catálogo y sin rebajas. Pero ahora hay cerca de un 20% cuya ocupación sigue en el aire. Y ha comenzado a cundir el pánico, ante la necesidad de alcanzar en agosto ocupaciones mínimas del 90% al 95%. De ahí que se haya abierto una nueva campaña de ofertas. Hay que recordar que también la comercialización de julio registró descuentos hasta el último momento.

Este hecho supone que, como media, los turistas que lleguen a la isla este verano lo habrán hecho pagando entre un 10% y un 15% menos de lo inicialmente previsto, con las correspondientes críticas por parte de otros sectores, que lamentan el bajo poder adquisitivo de los visitantes.

Reactivar la demanda

Antoni Horrach rechaza este planteamiento, y asegura que los hoteleros adoptan esta medida porque no existe otra fórmula para intentar reactivar la demanda en un periodo de crisis económica.

Pero además, considera que las críticas que reciben las empresas de alojamiento por rebajar sus precios resultan enormemente injustas si se tiene en cuenta que no se dan en otros sectores que han hecho exactamente lo mismo para intentar incrementar sus ventas, como puede ser el inmobiliario o la industria del automóvil.