La Policía Nacional de Palma ha detenido a un delincuente habitual de 42 años al que se considera responsablede una oleada de robos, sobre todo en bares y restaurantes de la ciudad. El ladrón rompía de madrugada las cristaleras de los establecimientos para llevarse el dinero que hubiera en la caja registradora, por lo que ocasionaba además cuantiosos daños materiales. El sospechoso es un reincidente que acumula 24 detenciones anteriores por la Policía, Guardia Civil y Mossos d´Esquadra.

Según las investigaciones del Grupo de Robos de la Policía, entre el pasado 6 de febrero y el 4 de marzo el hombre habría cometido una decena de robos en establecimientos, sobre todo en bares y restaurantes. En todos ellos empleaba el mismo método: forzaba las puertas o las ventanas para entrar, y en muchas ocasiones destrozaba las cristaleras a pedradas. El botín sustraído en la decena de locales asciende a 4.430 euros, pero además los daños materiales causados para forzar la entrada son muy elevados.

El Grupo de Robos de la Policía Nacional llevó a cabo una investigación y consiguió identificar al presunto autor de la oleada de robos. Se trataba de un delincuente habitual con numerosos antecedentes.

Los investigadores difundieron una requisitoria y una patrulla policial lo localizó y arrestó la pasada semana en la callle Tomás Rullán, en Palma, cuando conducía un coche robado. Los agentes encontraron en el maletero diversas herramientas que presuntamente utilizaba para perpetrar los robos, como una palanqueta, destornilladores, un pico, una martillo, alicates, guantes y linterna, así como la ropa y zapatillas que se ponía para cometer los delitos.

La oleada de robos que le imputa la Policía comenzó el 6 de febrero, en un establecimiento del Paseo Marítimo, donde entró tras forzar una puerta metálica y se llevó 1.900 euros. La semana siguiente, el 13 de febrero, rompió la cristalera de un bar de la calle Aragón y sustrajo 600 euros. Entre el 23 y el 28 de febrero cometió seis robos con fuerza en diferentes bares y restaurantes de Palma, donde consiguió botines de entre 100 y 700 euros. En todos ellos entró de madrugada provocando grandes daños en los accesos. Llegó a destrozar las cristaleras a pedradas. El último robo que se le imputa lo perpetró el 4 de marzo en un restaurante de Génova, de donde se llevo 170 euros.

Fue arrestado cinco días después, cuando presuntamente se disponía a perpetrar un nuevo robo con fuerza.