Caso Abierto - Diario de Mallorca

Caso Abierto - Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Guardia Civil

El comandante se reinventa

El antiguo jefe de la Policía Judicial elude la jubilación y seguirá dos años más al frente de la seguridad de unos grandes almacenes

El comandante Bartolomé del Amor, en la Audiencia, durante un juicio contra el clan de La Paca. lorenzo

Durante más de una década el comandante Bartolomé del Amor dirigió la unidad de Policía Judicial de la Guardia Civil de Balears, lo que le llevó a participar en la investigación de los peores delitos cometidos en aquel tiempo en las islas, incluidos varias decenas de homicidios. Con su pase a la reserva, a los 61 años, dio el salto a la empresa privada y se incorporó al equipo de seguridad de El Corte Inglés. Allí utilizó gran parte de sus conocimientos sobre la delincuencia adquiridos durante 41 años como guardia civil con unos resultados espectaculares que se han traducido en cientos de arrestos y más de veinte órdenes judiciales de alejamiento de ladrones profesionales. Tendría que haberse jubilado el pasado mes de noviembre, al cumplir los 65, pero no es un hombre hecho para el retiro. Ha solicitado una prórroga y continuará durante dos años al frente del servicio de seguridad de los grandes almacenes.

De su uniforme cuelgan dos cruces de plata de la Guardia Civil, ocho cruces al mérito de la Guardia Civil con distintivo blanco, una cruz al mérito militar, una cruz al mérito de la Policía Nacional, una cruz al mérito de la Policía Local de Palma y dos cruces a la constancia militar. El comandante Bartolomé del Amor fue durante años uno de los oficiales más prestigiosos de la Guardia Civil de Balears, donde desarrolló la mayor parte de su carrera profesional. Pero su currículo era mucho más amplio. Desde su primer destino a principios de los años 70 del siglo pasado en Portopí pasó por numerosos puestos, incluido un año como técnico en desactivación de explosivos en San Sebastián en los años 80, los denominados "años de plomo", en los que intervino en 78 servicios con bombas.

Setenta homicidios

Aunque fue en la unidad de Policía Judicial (PJ), adonde se incorporó en 1998, donde encontró su hábitat natural y donde creó escuela en un grupo de agentes y oficiales que todavía siguen en los grupos que la integran: Delitos contra las Personas -que se encarga de investigar homicidios, lesiones graves y agresiones sexuales-, Delitos contra el Patrimonio -robos graves y atracos- y el Equipo contra la Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA).

Desde aquí participó en la investigación de unos setenta homicidios, incluidos algunos de los más mediáticos de aquellos años, como la violación y asesinato de la joven Carmen del Salto en Manacor, o la muerte de la adolescente alemana Stefanie Ruggeberg. En ambos casos los asesinos fueron ciudadanos alemanes que huyeron a su país, pero no les sirvió de nada. El comandante desarrolló en aquellos años intensos contactos con la policía alemana que permitió que los autores fueran detenidos y condenados.

Aunque no todo fueron éxitos. El comandante recordaba años después la enorme frustración que le produjo no poder resolver casos como la desaparición de Margalida Bestard, que fue vista por última vez en un edificio de s´Arenal en 2007. Tenían un sospechoso claro, pero nunca lograron reunir pruebas contra él ni encontrar el cuerpo de la mujer. "Hicimos todo lo humanamente posible y más", llegó a comentar, "pero no fue suficiente".

Pero las investigaciones en las que participó no se limitaron a los homicidios. Entre las más destacadas están "Kabul", en 2008, una de las más importantes intervenciones contra el tráfico de droga en Son Banya y que supuso el fin del reinado de ´La Paca´, o "Kraken", en 2013, que supuso la captura de una banda de atracadores paramilitares que habían perpetrado una serie de violentos asaltos a chalés de lujo y a centros comerciales. De su época al frente de la Policía Judicial hay también grandes investigaciones contra la corrupción política, como la trama del Ayuntamiento de Andratx, el inicio de la macrocausa sobre el Palma Arena o la "operación Buckingham", sobre el supuesto enriquecimiento ilícito de Jaume Matas.

Empresa privada

En noviembre de 2013, con 61 años, pasó a la situación que en la Guardia Civil se denomina segunda actividad, y que equivale a una prejubilación. Decidió entonces dar un giro a su carrera y entrar en la empresa privada. Después de 41 años en la Guardia Civil se quitó el uniforme y se enfundó un traje para incorporarse al servicio de seguridad de El Corte Inglés. El hombre que había perseguido a los peores delincuentes se especializó en los grupos de descuideros que producían grandes perjuicios en los dos almacenes que la firma tiene en Palma.

En estos cuatro años ha aplicado las técnicas de la Guardia Civil en el servicio de seguridad, haciendo de la discreción la principal premisa. Suele comentar que el mejor dispositivo de vigilancia es el que no se percibe.

Aunque no ha pasado tan desapercibido en los juzgados. El trabajo del departamento de seguridad y de los abogados de los grandes almacenes se ha traducido durante este tiempo en mas de veinte órdenes de alejamiento contra ladrones profesionales. Estos delincuentes no pueden entrar en los grandes almacenes, so pena de ser detenidos por quebrantar la orden judicial. De esta forma se ha conseguido luchar eficazmente contra los descuideros, que eran sorprendidos reiteradamente sustrajendo género en las tiendas, pero que rara vez llegaban a ser encarcelados porque el valor del botín no alcanzaba a ser considerado un delito.

Al mismo tiempo ha dirigido los planes de emergencia del centro comercial diseñados para hacer frente a diversas emergencias.

El pasado noviembre, al cumplir los 65 años, el comandante debía jubilarse, pero parece que no le tentaba la vida tranquila. Alcanzó un acuerdo con la dirección de la empresa para permanecer dos años más en el puesto.

Compartir el artículo

stats