Después de avistar tiburones martillo, zorro o el de puntas blancas oceánico (longimanus) durante 14 inmersiones en el Mar Rojo, la pareja mallorquina compuesta por Xisca Corbacho y Pedro Fuentes no se pudo sumergir de nuevo antes de regresar a Mallorca. Al menos no como ellos lo tenían previsto. El barco que les trasladaba a la zona de buceo sufrió una vía de agua, se escoró y quedó parcialmente hundido. Ellos tuvieron que ser rescatados tras ser evacuados en un bote inflable y permanecer atados a un arrecife.

El casco del barco que les trasladaba sufrió una vía de agua la madrugada del pasado viernes. Por fortuna el hundimiento de la embarcación se produjo de forma paulatina y la evacuación de los pasajeros se hizo a plena luz del día. Desde su casa en Ciutat Jardí, la pareja mallorquina recuerda la odisea vivida en el Mar Rojo y las cinco horas a la deriva, desde que les evacuaron del barco hasta que tomaron tierra.

"Era el penúltimo día de viaje, veníamos del sur del Mar Rojo camino de Hurghada, con la intención de hacer dos inmersiones por la mañana. En la travesía de noche había mucho oleaje y dio pantocazos y uno,muy fuerte, a las tres", explicó ayer Pedro.

"Llevaba varios días pensando que el barco se hundía. No sé por qué. A las cinco, nos tocaron la puerta y nos dijeron '¡Salid ahora!'. Cuando me levanté en el camarote, el agua me llegaba por las rodillas. Me di un susto tremendo", señaló Xisca. Sus peores presagios se habían cumplido.

La pareja mallorquina subió corriendo en pijama a cubierta para ponerse el chaleco salvavidas. "No cogimos ni siquiera el pasaporte. Menos mal que un marinero bajó y cogió la documentación y metió en una maleta todos nuestros efectos", indicaron.

Xisca Corbacho y Pedro Fuentes, ayer, en su vivienda del barrio palmesano de Ciutat Jardí. G. B.

Una serie de factores favorables confluyeron para atenuar el impacto del naufragio. "Por suerte éramos solo nueve personas en lugar de 26, como había otros días. Esto hizo la evacuación más fácil. También se hizo todo a la luz del día y no había mala mar", precisó la mallorquina.

Atados a un arrecife

El barco con el que iban a hacer las inmersiones se escoró a estribor y poco a poco el agua empezó a irrumpir por la popa. "Al principio pensé que, quizás, lo podrían reparar. Cuando lo vi inundarse me di cuenta de que estaba perdido", recalca Pedro. Las bombas de achique sencillamente no funcionaban. "Los marineros hicieron lo que sabían, pero no estaban formados", subrayaron.

Los nueve viajeros, entre ellos los dos mallorquines, tuvieron que ser evacuados en las lanchas para llevarlos hasta dos botes inflables. Estos habían quedado a la deriva, al no haberlas amarrado.

Tras encontrar cobertura, uno de los náufragos españoles pudo contactar con el Consulado de España en Egipto y les dio la posición. "Nos preocupamos cuando otro barco de buceo se acercó y pasó de largo. Nos veían perfectamente y nos podían haber recogido", puntualizaron.

Los botes estuvieron atados a un arrecife hasta que, por fin, hizo su aparición una zodiac de un pesquero para recogerlos. Casi al mismo tiempo se acercó un barco de la armada egipcia, que recibió el aviso del Consulado. "La mayoría de los efectos los hemos recuperado, aunque las cámaras quedaron afectadas. La próxima vez llevaremos una bolsa estanca", apuntaron.