La Audiencia de Palma ha condenado a 21 años y diez meses de prisión a un padre por violar en varias ocasiones a sus hijas de tres y cinco años en el domicilio familiar en Palma a finales de 2013 y principios de 2014. El progenitor, de 38 años y de origen dominicano, que ha sido encarcelado esta misma semana después de que le notificaran el fallo, visionó vídeos porno con las menores tanto en su teléfono móvil como en el televisor de casa y, luego, con el pretexto de jugar a hacer lo que habían visto, abusó de ellas.

El tribunal de la sección segunda le ha impuesto dos penas de diez años y medio de cárcel por sendos delitos de abuso sexual con acceso carnal agravado con continuidad delictiva, ya que forzó a las dos niñas, además de otros diez meses de prisión por un delito continuado de exhibición de material pornográfico. La sala también le ha condenado a seis años de libertad vigilada y le priva de ejercer la patria potestad de sus dos hijas.

En concepto de responsabilidad civil, las magistradas han fijado una indemnización total de 12.000 euros en atención a los daños morales "evidentemente sufridos" por las menores, que, dada la rápida actuación de la familia materna, la edad de las víctimas y el tratamiento recibido, no se ha acreditado la existencia de secuelas o de regresión alguna en su desarrollo acorde a su edad.

Según se declara probado en la sentencia, que aún no es firme, el procesado, durante el segundo semestre de 2013 y los dos primeros meses de 2014, en varias ocasiones visionó junto con sus dos hijas, de tres y cinco años de edad en esas fechas, material audiovisual de contenido pornográfico. Estos vídeos los tenía el progenitor en su teléfono móvil, pero también les exhibió películas porno en el televisor de la vivienda familiar en Palma.

El acusado aprovechaba los momentos en los que contemplaban este tipo de material para abusar de las menores con el pretexto de jugar a hacer lo que habían visto. Así, el hombre practicaba sexo oral con las niñas.

A raíz de estos hechos, una de las perjudicadas ha sufrido diferentes cambios en sus estados de ánimo, con grandes bloqueos para exteriorizar y superar lo vivido. Mientras, su hermana ha presentado una conducta muy sexualizada teniendo en cuenta su escasa edad (tres años).

El tribunal ha analizado con detalle la prueba practicada en el juicio y ha concluido que existe prueba de cargo sólida y suficiente contra el acusado, "pero a partir de un testimonio judicial de las víctimas fragmentado y contradictorio en ocasiones".

La dificultad del caso, que llegó a archivarse en un juzgado de instrucción en un primer momento por falta de indicios, estriba en que las menores en sede judicial aportaron un relato "breve e incompleto de los hechos". Sin embargo, a través del trabajo llevado a cabo por los profesionales, los psicólogos del Consell y el Govern, sus informes y exposiciones en el plenario, así como el relato de las referencias de las niñas a su madre y abuela, coincidentes en los hechos nucleares, han permitido conformar y probar los hechos. La sala destaca el testimonio de la maestra de una de las víctima, "llamativo y revelador", que sorprendió a la menor en actitud sexual junto a otra compañera en el baño de la escuela. La profesora se sentó con las dos niñas en el suelo para ofrecerles tranquilidad y poder hablar de lo sucedido. La pequeña le relató que ese juego se lo había enseñado "papá" a su hermana. El tribunal tiene en cuenta en este caso la escasa edad de las víctimas y la falta de interés del padre en su protección.