Fuentes del Obispado de Mallorca indicaron ayer que no tenían constancia de las denuncias de varios párrocos de Palma, que se han quejado del acoso que sufren por parte de grupos anticlericales, con pintadas y pegatinsa insultanes, y que habrían llegado a interrumpir una misa en Santa Magdalena. Desde el Obispado explicaron que tenían la intención de entrevistarse con los párrocos para averiguar el alcance de estos hechos.

Algunos de estos sacerdotes confirmaron ayer que agentes de Policía se habían personado en el templo para interesarse por los actos vandálicos que habían sufrido, y que podrían ser constitutivos de un delito de odio.

Son al menos tres parroquias de Palma -Santa Creu, Sant Sebastià y Santa Magdalena- las que han sufrido estos actos, que los propios párrocos han descrito como un acoso sistemático.