Una decena de agentes de la Policía Nacional se encargaron de conducir a la conductora condenada hasta la sala donde ayer por la mañana se celebró el juicio por las tres muertes que causó al volante el pasado 16 de abril.

Ante la expectación que había en el pasillo (cerca de una treintena de amigos de la joven y de familiares de las víctimas y una quincena de periodistas y medios gráficos), montaron un dispositivo en el pasillo de los juzgados de la avenida de Alemanya para que la acusada pudiera llegar sin incidentes al banquillo.

Los amigos y familiares fueron apartados al fondo de un pasillo para que no se acercaran a la conductora. Mientras tanto, la madre de una de las víctimas pedía que la dejaran pasar a la primera fila para que la acusada le viera la cara.

Durante la vista oral, la jueza Francisca Ramis expresó sus condolencias a los allegados de los tres difuntos. Al acabar el juicio, se repitieron los momentos de tensión. Los familiares de los fallecidos no solo le recriminaron su temeridad al volante, sino que uno de ellos llegó a amenazar al padre de la conductora con partirle la cara si no se apartaba de su camino.