"No se dejen guiar por su aspecto apacible y bonachón. Golpeó a la víctima en la cabeza y la degolló". Con estas palabras, el fiscal se dirigió ayer a los miembros del tribunal del jurado para advertirles de la supuesta acción del acusado al acabar con la vida de Karina Rosales en 2012 en Eivissa. El procesado, por su parte, negó su participación en el crimen. "Esto es una barbaridad que yo soy incapaz de hacer", se justificó.

Francesc R., un policía local de la localidad ibicenca de Sant Josep de 49 años con 28 años de servicio en su haber, se sentó ayer en el banquillo de los acusados por un presunto delito de homicidio de la maquilladora venezolana de 39 años.

Pese a que el acusado proclamó ante la sala su inocencia del crimen de Karina, el expolicía de Sant Josep no ocultó su malestar hacia ella por el hecho de que no trabajara y que no le ayudara en las labores domésticas. "No hacía nada y siempre quería estar fuera de casa con tacones, paseando y comiendo en restaurantes", espetó.

Francesc R. aseguró que había conocido a la víctima a través de internet aunque también había afirmó que un compañero de la Policía Local "me la había presentado".

A partir de este momento, el procesado aseguró ante las preguntas del fiscal que habían trabado una "amistad especial" y que él se "había comprometido a protegerla", subrayó.

Durante un mes, el acusado la tuvo acogida en su domicilio y aseguró que durante este tiempo mantuvieron "dos o tres relaciones". Francesc R. también se mostró molesto por el elevado gasto que, a su juicio, supuso la estancia de Karina en su domicilio. El presunto autor del crimen de la maquilladora cifró en 3.000 euros la suma que se había gastado con ella. En concreto, el procesado hizo hincapié en que la había comprado unas extensiones doradas para el pelo.

"No la quería más en mi casa en ese plan. Le dije que se tenía que buscar otro sitio para vivir", aseguró el expolicía acusado del crimen de la mujer ante la sala utilizando un tono melifluo.

El viernes 11 de mayo de 2012, el día en que Karina Rosales fue vista con vida por última vez, Francesc R. trasladó a la víctima en su furgoneta Renault Kangoo hasta Sant Antoni de Portmany. Según su versión, el acusado condujo a la mujer hasta Eivissa para que pasara unos días en compañía de unos amigos y, supuestamente, se despidieron hasta el domingo.

El fiscal le preguntó al procesado por qué lavó con tanto esmero la furgoneta, con especial atención a los bajos, el día que desapareció Karina Rosales. Francesc R. le replicó que "todos los fines de semana" se dedicaba a limpiar el vehículo. "No me gasto más de dos euros", argumentó.

El acusado aseguró ayer que el domingo 13 de mayo, ante la ausencia de noticias de Karina, acudió a la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía en Eivissa para denunciar su desaparición. "Me dijeron que todavía era demasiado pronto para denunciarlo", indicó. Francesc R. aseguró estar "preocupado" por su ausencia al haber sido víctima de violencia de género.

El fiscal pide para el acusado una pena de 12 años de prisión por un presunto delito de homicidio. También reclama que indemnice a los padres de la víctima con la cantidad de 200.000 euros. De acuerdo con su escrito de acusación, Francesc R. trasladó a Karina en su furgoneta hacia una casa semiderruida de sa Caleta, entre Sant Antoni y Santa Àgnes. Allí presuntamente la golpeó con dos piedras y la degolló antes de tapar el cuerpo con un tablón.

La defensa, por su parte, solicita la libre absolución del expolicía de Sant Josep.