Un coche irrumpió ayer de madrugada de forma violenta en el aeropuerto de Palma después de derribar una valla junto a la rotonda del núcleo de Sant Jordi. El conductor se dio a la fuga tras circular presuntamente más de un kilómetro por el interior del recinto de Son Sant Joan. La Guardia Civil está investigando los hechos y no descarta que el turismo siniestrado, modelo Volkswagen Golf, hubiera sido robado y el piloto se hallara bajo los efectos del alcohol.

Ayer por la mañana, Aena activó un protocolo de seguridad para peinar la zona y comprobar que no hubiera ninguna persona dentro de la instalación. Guardias civiles dieron batidas por el lugar y los operarios del aeropuerto repararon el perímetro de vallas que resultó dañado por la colisión.

Los hechos fueron descubiertos entre las siete y las siete y media de la mañana de ayer cuando unos vigilantes que efectuaban una ronda rutinaria localizaron un boquete abierto en unas vallas de seguridad que rodean Son Sant Joan, según confirmaron fuentes de Aena. Un coche fue el culpable de llevarse por delante las rejas de seguridad. De hecho, el automóvil fue hallado muy lejos del agujero y del punto de la colisión. Según las primeras pesquisas, el conductor pudo recorrer unos dos o tres kilómetros por el interior del recinto aeroportuario. Luego, habría escapado a pie.

La Guardia Civil de Tráfico recibió el aviso del accidente de circulación pasadas las siete y media de la mañana de ayer, si bien se sospecha que el siniestro se produjo horas antes, de madrugada. Un Volkswagen Golf se salió de la vía en la rotonda de la carretera de Sant Jordi y se estrelló contra la valla del perímetro de Son Sant Joan. Tras derribar la reja, el coche se introdujo en el interior del recinto y continuó circulando. Finalmente, el conductor abandonó el vehículo.

Los agentes horas después inspeccionaron el automóvil, comprobaron que no había nadie dentro y que el motor estaba ya frío. Ayer al mediodía, los investigadores realizaban pesquisas para tratar de localizar al piloto y averiguar si el turismo figuraba como sustraído.

Un hecho que llamó la atención a los agentes fue la larga distancia que había entre el punto del siniestro y el lugar en el que apareció el Volkswagen Golf dentro del recinto aeroportuario.

Los investigadores trataron de reconstruir el recorrido que realizó el coche siguiendo las marcas de los neumáticos y las piezas que fue dejando a lo largo de la calzada. Los técnicos indagaban también si el conductor pudo llegar a un extremo de las pistas de aterrizaje, donde se encuentran las señales de balizamiento, desorientado por el choque contra las vallas de protección y por la oscuridad de la noche.