Los dos acusados de la muerte del empresario de Alaró, su hijo Andreu Coll, de 19 años, y un amigo de este, de 21, insisten en que no cometieron el crimen para hacerse con la herencia de la víctima. En sus entrevistas en prisión con los médicos forenses, el hijo del fallecido aseguró que actuó movido por el "desprecio, la crítica y la humillación permanente" que sufría por parte de su padre y descartó cualquier otro tipo de móvil. El otro acusado, Francisco Abas, afirmó que participó en el asesinato porque estaba enamorado de su amigo, aunque apunta que Coll le había prometido algunos regalos y muestra sus sospechas de que el joven le utilizó para llevar a cabo el crimen.

En su informe pericial, los forenses aseguran que en todas las entrevistas que han mantenido con Andreu Coll este insiste en que fue la actitud de su padre hacia él lo que le llevó a acabar con su vida. El joven refiere que el empresario le insultaba con frecuencia, llamándole "inútil", y que lo humillaba y criticaba permanentemente por cualquier motivo, especialmente en el trabajo que llevaba a cabo en la empresa de su padre. Coll se mostró arrepentido, pero al ser cuestionado sobre la proporcionalidad de su acto incidió en los desprecios que padecía. Los médicos destacan también la sorpresa que, según Coll, le causó lo difícil que resultó matar a su padre en comparación con los videojuegos violentos a los que jugaba hasta 16 horas diarias.

Los especialistas ahondan también en las complicadas relaciones familiares derivadas, sobre todo, de la separación de los padres de Coll. La madre relató que en 2012 su hijo Andreu se marchó de su domicilio y se instaló con su padre después de una "bronca" porque el joven quería ir a Zaragoza para ver a su amigo Francisco Abas, al que había conocido a través de los videojuegos y con el que acabó planeando y cometiendo el asesinato. La mujer explicó que tras la marcha de su hijo Andreu fue desahuciada de su domicilio a instancias de su exmarido.

El otro acusado descartó también que hubiera participado en el crimen movido por fines económicos. Francisco Abas aseguró que actuó porque quería a Andreu Coll, de quien estaba enamorado. El joven afirmó que su única motivación fue el sentimiento de Coll hacia su padre, aunque apuntó que su amigo le había prometido algunos regalos, entre ellos un coche, cuando recibiera los bienes de la víctima, de quien era heredero universal. Abas explicó también que la relación con Coll es mínima desde que están presos y, aunque no muestra animadversión hacia él, con el paso del tiempo ha empezado a pensar que el hijo del empresario lo utilizó. Además, es consciente de que actuó movido por lo que sentía hacia Andreu Coll.

Los dos jóvenes reconocieron haber acabado con la vida del empresario en su chalé de Alaró en la madrugada del 30 de junio de 2013. Para ello utilizaron una maza con clavos que fabricaron inspirándose en uno de sus videojuegos favoritos. Según los forenses Coll y Abas, en prisión preventiva desde el pasado 12 de julio, no padecen ningún tipo de trastorno y son plenamente conscientes de sus actos.

La Guardia Civil se incautó de varios ordenadores de los acusados para analizar su contenido, pero tras volcar y examinar toda la información no ha encontrado datos de interés para el caso, según fuentes de la investigación.