­Una cámara camuflada en una camiseta con un microauricular y un teléfono móvil provisto de wifi. Por medio de estos artilugios, los alumnos de una autoescuela de Eivissa aprobaban todos los exámenes teóricos del carné de conducir. Muchos de ellos eran extranjeros. La Guardia Civil destapó el fraude y detuvo a los dos dueños del centro por un presunto delito de estafa.

El elevado número de aspirantes que aprobaba el examen teórico del carné de conducir, presentados por una misma autoescuela, despertó las sospechas en la Jefatura Local de Tráfico de Eivissa. Muchos de ellos procedían de otras provincias y otros eran extranjeros.

Agentes de la Guardia Civil de Tráfico se presentaron de incógnito para tratar de descubrir el fraude. Los funcionarios aprovecharon una convocatoria para obtener el permiso B para acudir como si de alumnos se tratara.

Los agentes del Instituto Armado repararon en la actitud sospechosa de tres aspirantes de la autoescuela sospechosa. Dos eran ciudadanos rumanos y uno chino residentes en la península. Todos se acababan de examinar equipados con dispositivos electrónicos ocultos. Por supuesto habían aprobado.

Los aspirantes llevaban una microcámara que se adaptaba a un auricular y a un receptor inalámbrico. Tenían un móvil y un dispositivo para captar la señal wifi. Los artilugios emitían las imágenes del test y desde el exterior les dictaban las respuestas correctas.

La autoescuela garantizaba el aprobado a todos sus alumnos. Eso sí, cada uno tenía que desembolsar una cantidad que oscilaba entre los 2.000 y 3.000 euros.