­Los forenses practicarán esta semana una segunda autopsia al cuerpo de María Luisa P.C., la vecina de Palma de 53 años que murió el pasado jueves en su domicilio de la calle Rosselló i Caçador presuntamente a manos de su hijo, Antonio L.P., de 18 años, que desde el sábado se encuentra en prisión por un delito de homicidio. Los facultativos llevarán a cabo una segunda valoración de las lesiones que presenta el cadáver para tratar de determinar si el marido de la víctima, Antonio L.M., de 82 años, pudo participar también en el crimen.

De hecho, el esposo de la fallecida fue detenido la semana pasada por la Policía Nacional junto con su hijo, pero el sábado por la noche pudo eludir la cárcel y quedar libre al pagar una fianza de 6.000 euros. El octogenario negó estar implicado en la muerte violenta de su mujer y también exculpó a su hijo. Los agentes le consideran coautor por omisión del homicidio.

Los investigadores intentan ahora recabar nuevas pruebas para aclarar cómo se produjo el crimen. Para ello, dos médicos forenses volverán a examinar el cuerpo de la víctima esta misma semana en el Instituto de Medicina Legal en Palma. El objetivo es dilucidar si María Luisa P.C. fue atacada por una o dos personas, es decir si fueron su marido e hijo quienes acabaron con su vida.

De un primer estudio forense se desprende que la fallecida sufrió un tremendo golpe en la cabeza en la zona occipital. Según las pesquisas del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional, la mujer fue atacada con una mancuerna plastificada de tres kilos de peso que fue hallada en el piso. El objeto contundente presentaba manchas de sangre, que está siendo analizada en el laboratorio.

El cuerpo sin vida de la víctima fue descubierto el pasado jueves poco después de las once de la mañana sobre un gran charco de sangre en el pasillo de la vivienda.

La fallecida presentaba un severo traumatismo craneoencefálico con pérdida de masa encefálica. Debido al gravísimo golpe en la cabeza, también sufrió una gran hemorragia. Además, los investigadores detectaron varias marcas en el cuello que serían compatibles con un intento de estrangulamiento. Por ello, la Policía se incautó de un cable de una lámpara con el que supuestamente la mujer pudo ser estrangulada. Ahora, los forenses tratarán de averiguar si mientras era atacada, una segunda persona la sujetó o participó en el crimen.