La Policía Nacional cree que María Luisa P.C., la mujer de 53 años cuyo cadáver fue hallado el jueves por la mañana en su domicilio de Palma, fue asesinada por su hijo. Tras su detención, el joven negó su implicación en el crimen e incluso aseguró que había visto cómo su padre, de 82 años y que también fue arrestado, golpeaba a su madre aquella madrugada. Pero los agentes del grupo de Homicidios, que ayer llevaron a cabo un minucioso registro en la vivienda, no dan credibilidad a su versión y sospechan que fue él quien atacó a la víctima hasta matarla. Los investigadores creen que la relación entre ellos era mala y que el hijo podría haber maltratado a su madre en ocasiones anteriores. El anciano, por su parte, rechazó haber matado a su mujer, aseguró que su hijo tampoco podía ser el autor e incluso apuntó, en un relato poco coherente, que alguien podría haber entrado en la vivienda. Los agentes sospechan que intenta encubrir al joven.

La mujer presentaba varios golpes en la parte posterior de la cabeza propinados al parecer con una mancuerna de tres kilos de peso, que los policías hallaron ayer con restos de sangre en el domicilio familiar, en el número 23 de la calle Rosselló i Caçador de Palma. Fue su marido quien poco antes del mediodía del jueves alertó a la Policía Nacional de que su pareja estaba muerta. Su primera explicación fue que se había suicidado o caído accidentalmente. Los agentes hallaron el cadáver sobre un gran charco de sangre en un pasillo de la vivienda y el forense que lo examinó concluyó que se trataba de una muerte violenta y que el óbito se había producido entre tres y cuatro horas antes. El cuerpo tenía signos de lucha y presentaba un traumatismo craneoencefálico. Las confusas explicaciones del marido y el hijo de la mujer sobre lo ocurrido y los motivos por los que habían tardado tanto en avisar a la Policía llevaron a los agentes a detenerlos por el homicidio.

Versiones diferentes

El hijo, Antonio L.C., de 18 años, declaró en dos ocasiones el mismo jueves por la noche en la Jefatura de Policía. En la primera, el joven explicó que el miércoles por la noche mantuvo una discusión con su padre porque él se quería ir a estudiar a Madrid, idea que el anciano desaprobaba y su madre apoyaba. El chico explicó que su progenitor es muy estricto y autoritario, lo definió como una persona agresiva y afirmó que no les dejaba libertad ni él ni a su madre. Según esta primera versión, tras la pelea que mantuvo con su padre decidió meterse en su habitación. Ya de madrugada escuchó una discusión entre sus padres con gritos y ruidos, pero no salió de su cuarto por miedo. Por la mañana entró su padre y le dijo que su madre se había suicidado con pastillas. Cuando salió al pasillo vio el cadáver de la mujer sobre un gran charco de sangre. Aterrado, se encerró en el baño hasta que llegó la Policía.

En su segunda declaración el joven culpó directamente a su padre del crimen. En esta nueva versión, Antonio L.C. afirmó que al escuchar la pelea entre sus progenitores salió de su habitación y, tras dar una vuelta por la casa, vio desde la puerta de la cocina cómo su padre estaba golpeando a su madre en la cabeza con una mancuerna.

El anciano, por su parte, desvinculó completamente a su hijo de lo ocurrido. El hombre aseguró que es imposible que el joven llegara a ese extremo y aseguró que quería mucho a su madre. También lanzó varias conjeturas sobre la posibilidad de que una tercera persona hubiera entrado en el piso y matado a la víctima, algo que la Policía descarta completamente.

Los investigadores trabajan con la hipótesis de que fue el hijo quien mató a la mujer durante una discusión y que el padre está tratando de encubrirlo. Aunque los dos detenidos han asegurado que la relación entre el joven y su progenitora era buena, la Policía tiene constancia de que no era así e incluso contempla la posibilidad de que se ya hubieran producido episodios de malos tratos del hijo hacia su madre.

Los dos detenidos fueron conducidos ayer por la mañana a la vivienda para estar presentes en el registro que llevó a cabo el grupo de Homicidios. Durante seis horas, los agentes inspeccionaron de manera minuciosa todo el piso en busca de pruebas. Los agentes hallaron dos mancuernas de tres kilos. Una de ellas apareció cerca de la coladuría y tenía manchas de sangre, lo que lleva a los agentes a pensar que se trata del arma homicida, y la otra estaba guardada y tenía polvo. La Policía encontró también restos de sangre en una pila y en varios grifos, por lo que sospechan que el autor del crimen trató de limpiar la mancuerna utilizada para matar a la mujer. Junto al cadáver había un jarrón hecho añicos, que según las pesquisas se habría caído durante el forcejeo que la víctima habría mantenido con su asesino.

Además de los grifos y las mancuernas, los agentes se llevaron del domicilio el cable de una lámpara con el que, según sospechan, la mujer fue estrangulada. También requisaron varias prendas de ropa ensangrentadas y un ordenador. Todos estas pruebas serán analizas por la Policía Científica, que intentará encontrar huellas dactilares y restos biológicos.

Tras el registro, los dos acusados fueron trasladados de nuevo a dependencias policiales. Estaba previsto que ambos fueran interrogados de manera formal a lo largo de la mañana de hoy para ponerlos a disposición del juzgado de guardia por la tarde.

Los agentes encargados del caso están también a la espera de los resultados de la autopsia, que en principio debía realizarse hoy en el Instituto de Medicina Legal.