El sonido vuela a 1.200 kilómetros la hora. En nuestra entrevista, las palabras de Miguel Poveda superaban los 1.500. Iba montado en el AVE, con su voz de ave. Se hacía extraño escucharlo con tanta rapidez, porque tiene un cantar que te frena y te limpia en seco. Dejas lo que estabas haciendo. Conciso y responsable, ha despojado la copla del cuplé. En aquel tren, se mostraba tan tímido que no se atrevía a cantar. Era menos Poveda que ahora, pero ya se dirigía hacia la grandeza a toda velocidad. Para la libertad.