Edu Galán y Darío Adanti subirán este domingo a las tablas del Teatre Xesc Forteza para trasladar a escena el espíritu satírico "muy bestia y directo" de la revista Mongolia. En el marco del Festival del Humor, FesJaJa, aterriza en Mallorca Mongolia, el musical, el primer musical en el que quizá no haya canciones. Ya lo adelanta, entre risas, Galán: "En ningún momento habrá muchas canciones porque si El Rey León cuesta 80 euros con un elevado número de canciones, nuestro espectáculo vale 14 y uno no puede esperar mucha canción".

Nunca se había hecho que los propios creadores de una revista satírica, lleven la publicación a escena. Ellos lo hicieron gracias a la colaboración de Juan Diego Botto que les cedió su sala El Mirador y a Javier Coronas que les proporcionó el título del espectáculo, un espectáculo que va cambiando porque se adapta a la actualidad y al territorio dónde actúan. Y Mallorca les da que hablar.

Edu Galán hace un breve resumen de Mongolia, el musical: "Son dos habitantes de Mongolia que bajan a la Tierra, a España, para explicar a sus habitantes qué está pasando aquí porque tenemos un lío tremendo". Y si tiene que resumir brevemente qué ocurre en este país, no se lo piensa dos veces: "Lo de España es una broma absoluta. Todo lo que parecía que estaba construido y era inmutable, se viene abajo. Eso tiene una belleza cómica maravillosa. Somos muy partidarios de que se venga todo abajo". Por ejemplo, detalla que la Familia Real era una familia modelo y no nos hubiéramos creído hace años que encontrarían a don Juan Carlos de viaje disparando elefantes y a su yerno con negocios raros en Mallorca, que es "como el epicentro del mal". "Es una isla que nos da personajes maravillosos como Jaume Matas", resalta. "Nuestro show va cambiando y nunca es igual. Por ejemplo, en Mallorca dedicaremos un capítulo entero a la escobilla del baño de Matas, que nos parece que es el artefacto más maligno de 300 euros que se ha construido en España. Vamos a hablar de Jaume y de cómo Mallorca es el epicentro de Mordor, de ahí es como Sauron empezó a reconquistar España", explica.

Y eso de adaptarse a la actualidad, confiesa, es "muy divertido" pero conlleva "mucho trabajo". "Es apasionante que pasen tantas cosas. Tienes la cabeza siempre pensando a ver cuál será el próximo ministro que nos contagie ébola", esboza entre risas.

"Vivimos una situación inédita porque no paran de salir noticias", por ello, el espectáculo va cambiando. "No tiene nada que ver con el estreno de enero de 2014", recuerda. Por ejemplo, detalla, ahora ha ocurrido lo del ébola o lo de las tarjetas black. "Si te dan una tarjeta black, te vas de viaje a Indonesia, no te vas de putas como hicieron esos. Este país es cutre hasta para gastar las tarjetas black y precisamente les dan estas tarjetas black porque son cutres. Es un país maravilloso de cutres mal olientes que se gastan el dinero en putas y farlopas", crítica satírico. Pero ahora, avanza, el "nuevo héroe" de Mongolia, el musical es "el pequeño Nicolás" que interviene en el espectáculo "como resumen de la situación española donde un niño de 20 años creándose una imagen de putero y farlopero llega a las más altas esferas". "Estos temas los tienes que incluir en el show", resume pero también detalla que han tenido que quitar sátiras que funcionaban muy bien porque se han quedado obsoletas como, por ejemplo, la dedicada a Emilio Botín que ha sido sustituida tras su muerte.

Todos los poderes pasan por el humor satírico de Mongolia: "Tenemos partes dedicadas a la monarquía, al Gobierno del PP, al hombre del espacio (la religión) o a la izquierda con PSOE o IU". La coleta de Pablo Iglesias o el parecido de Juan Carlos Monedero a Smithers también tienen su espacio en Mongolia, el musical, un espectáculo que combina skectches, diálogos, vídeos, verso y, si se animan, incluso puede que canten. Lo deciden en el último momento.