-Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿Dalí es para tanto?"

-Sí. Cuando empecé la investigación creía que el calificativo de genial le venía grande, pero le cuadra perfectamente. Demuestro que es un genio, sobre todo por lo que ha callado. Sus secretos no han sido descubiertos.

-Usted ha interpretado el código de Dalí para encriptar sus mensajes.

-Correcto. Se basa en combinaciones de números y letras que pinta en sus obras, a veces microscópicas y otras de mayor tamaño. Las hemos mirado sin saberlas leer. El Divino Dalí se identifica con el número siete, pitagórico y poético. Asesina a su hermano para que sus cifras también sumen esa cifra: 3+4=7.

-¿El Código Dalí es tan importante como ´El Código Da Vinci´?

-No lo he leído, pero mi trabajo nos da la base para entender a otro Dalí, distinto al que nos han contado. Abrimos muchos cajones, pero él mismo dijo que harían falta siglos para descifrar su misterio.

-¿Cuánto tardaría un novelista idiota en darse cuenta de que usted no se llama Tomeu l´Amo?

-Hasta que empezara a hablar de pintura. Somos dos personas que conviven en la misma piel. Tomeu l´Amo se dedica a cosas inútiles como el arte, Bartomeu Payeras se encarga de las cosas prácticas para llegar a fin de mes.

-Hace 25 años, usted descubre un cuadro que atribuye a Dalí en "un almacén de cosas viejas de Girona".

-"Cuadro" lo llamas tú. Yo presentaré cuatro documentos y alguno puede ser una obra pictórica, pero no quiero adelantarlo. Son un revulsivo, y pagué 25.000 pesetas por ellos. Tengo un radar en mi ojo clínico.

-Sin embargo, la Fundación Dalí niega reiteradamente la autenticidad de sus dalís.

-Mis documentos fueron presentados a la Fundación Dalí, que opinó que no eran auténticos. Me callé y decidí investigar por mi cuenta. Tengo un cromatógrafo en la retina, que no se ha equivocado nunca. Me quedan archivados los colores, he detectado un Joaquim Mir que llevaba la firma de un restaurador. Esta habilidad ha permitido a menudo que Tomeu l´Amo alimentara a Tomeu Payeras.

-Por contra, logra usted el apoyo de Robert Descharnes, el polémico albacea de Dalí.

-Sí, pero veinte años después. Los Descharnes, Robert y Nicolas, están al corriente desde hace un año. Les agradezco su amabilidad y profesionalidad.

-¿Qué dice Nicolas Descharnes en su prólogo?

-Es un texto explícito. Aporta otros documentos que yo desconocía y que avalan mis teorías. Los Descharnes también me han agradecido la claridad del libro, no escrito por un intelectual ni para intelectuales.

-Sólo hay algo peor que un académico, un autodidacto.

-Me parece que no llego ni a autodidacto, hago lo que puedo.

-Dalí: "La única diferencia entre un loco y yo es que yo no estoy loco". ¿Y Tomeu l´Amo?

-Un poco loco sí lo soy. No encajo en los estándares y en las normas sociales, no estoy domesticado culturalmente. No existe otra palabra para quienes no nos adaptamos. Esto me ha permitido aproximarme a Dalí, a quien hasta ahora sólo se interpretaba con el hemisferio izquierdo del cerebro. Cervantes mantiene la locura quijotesca durante cinco horas diarias, Dalí es surrealista 24 horas al día.

-Dalí desconcertó a Freud, ¿por qué habría de rendirle sus misterios a usted?

-Si yo le contara a Dalí que he encontrado sus secretos, me replicaría que "no los publiques, por favor". El Divino Dalí se comportó como un mago o un trilero, me duele revelar sus trucos.

-¿Qué hora marcan los relojes blandos de ´La persistencia de la memoria´?

-Las siete menos cinco y las seis. Se han catalogado más de setenta obras de Dalí con relojes, y en el 97 por ciento las manecillas señalan las seis o las siete menos cuatro minutos. También aquí se aplica la numerología daliniana.

-Dalí sólo perseguía el dinero.

-No trabajó por dinero, nada de Avida Dollars. Uno de sus ídolos era Ramon Llull, porque le interesaba la alquimia, la transformación de la materia en oro.

-¿Su vida privada ha sobrevivido a su obsesión?

-He aplazado todas mis relaciones sociales, y estoy agotado. Llevo un año y medio de maratón, desde las cinco de la mañana a las once de la noche.

-¿A qué misterio piensa dedicarse ahora?, ¿Colón mallorquín?

-Me has tocado un tema que me apasiona. Tengo muchos datos sobre Colom y ganas, pero también hay pinturas, esculturas y fotografías que había aparcado y me están esperando. Un detalle, Mallorca es el único lugar del mundo donde el maíz se llama "blat de les índies".