El ´no puedo´ queda en el olvido. Con esta frase se pretende desde la Fundació Respiralia explicar su programa de trabajo basado en la preparación física individualizada de niños y jóvenes con fibrosis quística. O sea que lejos quedan las excusas para no hacer deporte entre las personas diagnosticadas con esta enfermedad. Como afirma el director gerente de la entidad, Carlos Pons, "si queremos conseguir objetivos sociales, tenemos que acabar con el ´no puedo´ y dar el paso".

Y para dar ese paso, tanto la fundación como la asociación balear de fibrosis quística, cuentan con unas instalaciones ejemplares en su sede del barrio de Sant Agustí de Palma. Un edificio de cinco plantas con gimnasio propio y con un equipo de fisioterapeutas.

El programa tiene como punto de referencia la elaboración de unas pruebas de función pulmonar antes, durante y después de la sesión, para conocer el tipo de esfuerzo y la intensidad que requiere cada persona. Este proyecto cuenta con subvención de la Obra Social Sa Nostra.

La fibrosis quística es una enfermedad genética, degenerativa, sin cura conocida y que es común principalmente en la raza blanca caucasiana. El director de Respiralia apunta que actualmente en Balears hay 63 casos detectados –el más joven tiene 18 meses y el mayor 36 años–, aunque añade que estadísticamente la cifra rondaría las 200 personas. Y es que muchos afectados lo desconocen o piensan que tienen una de las enfermedades colaterales, sin tener en cuenta que el origen de sus males es la fibrosis quística. Pons subraya la importancia de tener en cuenta síntomas como los bebés con problemas para recuperar el peso de nacimiento, o personas con dolores abdominales, heces aceitosas, tos e infecciones respiratorias, o, uno de los símbolos de la enfermedad, el sudor salado.

Desde Sa Nostra se financia este año otro proyecto de la asociación de fibrosis quística, se trata del programa anual de formación y reciclaje.