—Sé infiel y no mires con quién no es una frase para enseñar a sus hijos.

—¡Es sólo el título en español! [la original se llama Not now, darling]. En realidad es una función muy blanca. Mis hijas la han visto muchas veces y es sólo un juego para que el espectador se olvide de todo.

—A pesar del título de la obra usted lleva más de 20 años con su marido, Jesús Cisneros.

—Un montón de tiempo que se ha pasado volando. Además, como nos implicamos en los mismos proyectos llevamos una vida muy intensa por temporadas. Son unos años contundentes y preciosos.

—¿Es la obra tan incorrecta como parece o tiene un final con moraleja?

—Nada. Ni moraleja, ni moralina. Es un juego muy divertido que sirve para entrar en la sala y no pensar en nada. Es una obra que tiene como cometido que la gente, al salir de la misma, la comente. No tiene nada que enseñar de la vida. Es una montaña rusa, compras el ticket, te montas y al acabar dices: ¡uau!

—¿Por qué gastarse más de 20 euros en ir al teatro?

—Para pasar un rato maravilloso, agradable y bonito y sobre todo, reír mucho. Empieza así: primero el público se ríe poco a poco, tímido y a medida que pasa la función la risas van in crescendo.

—Dice la directora, Pilar Masa, que con esta obra no se ha quedado con ganas de nada. ¿Usted?

—Yo tampoco, no me da tiempo. Desde fuera parece muy fácil pero el proceso de ensayos lleva lo suyo. A Pilar la llamamos ´la alemana´ porque sigue una disciplina férrea.

—¿Cómo han sido estos años desde que empezaron con la obra en 2009?

—Han sido preciosos. La obra es un cheque en blanco de éxito. Es un vodevil muy divertido. Estás todo el rato pendiente de uno de los personajes principales: las puertas, el juego de entradas y salidas de los actores por ellas es muy intenso.

—Extracto de la sinopsis: "Óscar hace planes con Annia, para pasar una velada de pasión; Lidia quiere emular a su marido Carlos y convence a Diana para que le deje tener en su casa una cita infiel con Jorge", ¿perdón?

—Pues eso es sólo el principio. Mi personaje cree mucho en que la clave del matrimonio es la fidelidad pero la historia se complica y tengo que aleccionar a mi marido con el decorador. Después viene una mujer con la que nos vamos a forrar y yo empiezo a decir mentiras. Lo malo es que creo que soy muy buena mentirosa pero sólo estoy haciendo un lío tremendo. El público es el único que sabe quién es quién en cada momento.

—¿Qué han actualizado en esta versión de la obra respecto a la original de 1967?

—El papel de las mujeres, sobre todo, ahora tienen la misma fortaleza mental y física que los hombres. La original no era muy machista pero sí que tenía un punto. Hemos actualizado temas, incorporado los teléfonos móviles, por ejemplo, y tratamos la homosexualidad con total normalidad.

—Hay otra versión de 1998, dirigida por Jaime Azpilicueta. ¿También hay diferencias?

—El texto es el mismo pero nuestra versión está aligerada. Duraba dos horas y la hemos dejado en 90 minutos. Cada vez que se hace una versión es diferente pero está tan bien escrita que siempre funciona.

—¿Qué viene después de El internado, donde interpretaba a Irene? ¿La residencia universitaria?

—(Risas). Ahora no tengo proyectos en televisión. Además de con ésta, estamos con otra obra, Rumores y estamos produciendo Ni contigo ni sin ti, que estrenaremos el 15 de septiembre en Puerto Llano. Después iremos de gira antes de pasar por Madrid.

—Ha trabajado con Adolfo Marsillach y con Gustavo Pérez Puig; ha sido doña Inés en don Juan Tenorio y un largo etcétera que se prolonga hasta el infinito. ¿Qué le queda?

—Espero que muchas cosas. Después de los 40 hay menos papeles para mujeres pero espero disfrutar como una abuelita en el teatro y seguir trabajando. En este aspecto soy un poco inconsciente.

—¿Qué contesta a los que dicen que no les gusta el cine español?

—Que no han visto cine español. No se han molestado en investigar. De otros sitios sí se tragan malas pero con las de aquí tienen más reparos y hacemos películas maravillosas. Claro que también las hacemos mediocres pero con las series se ve mejor, como se las sirven en casa, funciona muy bien y hay de todo, buenas, malas y peores.