Mallorca se apunta un caso más de pérdida de patrimonio cultural. Con el agravante de que en este ocasión lo perdido es del contribuyente, en plural. Una escultura de Ferran Aguiló adquirida por el Govern en 1992 –por entonces pagó 200.000 pesetas– ha desaparecido de la conselleria de Economía y Hacienda, donde debería estar expuesta tal y como consta en el inventario de los bienes de la institución. Pero la pieza no comparece.

El artista conoció que su obra, valorada ahora en 5.000 euros, se había esfumado del edificio de la calle Palau Reial poco antes del día 16 de septiembre, cuando se inauguró la retrospectiva que le dedica estos días el Solleric. La obra, una de las pocas trabajadas en piedra de Santanyí por el artista, fue seleccionada entre Aguiló y la comisaria Marta Sierra para formar parte de dicha exposición.

Una vez decididos el discurso y las piezas de la muestra, Sierra y el artista cumplimentaron la primavera pasada la solicitud de préstamo de la obra extraviada, pero la escultura jamás llegó. Así las cosas, la comisaria se puso en contacto con la dirección general de Patrimonio para que le remitieran un informe sobre lo sucedido. Sin embargo, tanto ella como el artista aún no han recibido explicaciones por escrito del Govern.

Una portavoz de la conselleria de Economía arrojó ayer algo de luz sobre el suceso con su versión. Aseguró a este diario que la obra la rompieron unos obreros que reformaron entre 1994 y 1995 las instalaciones de calle Palau Reial. "Y como no se podía arreglar la tiraron", aseguró. Del supuesto accidente acaecido 16 años atrás, nadie informó jamás a Aguiló, a quien ampara la Ley de Propiedad Intelectual, tal y como apunta el presidente de la Associació d´Artistes Visuals de Balears (AAVIB), Àngel Pascual. El artículo 14 recoge: "Corresponde al autor el derecho irrenunciable e inalienable de exigir el respeto a la integridad de la obra e impedir cualquier deformación, modificación, alteración o atentado contra ella que suponga perjuicio a sus legítimos intereses o menoscabo a su reputación". Si lo sucedido fue como dice el Govern, el escultor –a la espera de un informe oficial para reclamar– lamenta que nadie se lo comunicara, "porque yo podría haberla restaurado".

La obra, una piedra de Santanyí plana de cuatro centímetros de grosor acompañada de un anillo de hierro "irrompible", viajó en 1992 a una colectiva de artistas españoles en Corea que fue apoyada por la conselleria de Cultura del Govern, coto de Maria Antònia Munar por entonces. "En lugar de comprarnos los billetes, nos compraron una pieza a cada uno por valor de 200.000 pesetas, lo que costaban los pasajes", detalló Aguiló.

Además de dos valiosos artesonados del siglo XIV que se quemaron en 2007 en un edificio de Son Fuster que servía de depósito a la conselleria de Cultura, el presidente de la AAVIB, Pascual, padeció hace dos años un caso de deterioro de un díptico suyo propiedad del Consell. Las piezas, expuestas en el Hospital Joan March, fueron salpicadas de pintura cuando se repasaron las paredes del recinto. "Ni las retiraron de allí ni las cubrieron. Además el pintor de brocha gorda quiso disimular sobre mis cuadros que las salpicaduras formaban parte de la obra de arte", relata Pascual. Finalmente, el destrozo lo arregló el autor de las pinturas a cargo del Consell, que pagó la factura de la restauración. El pintor Vicenç Ochoa también denunció el pasado mes de julio los daños que ha sufrido un cuadro que donó al consistorio de Alcúdia en 2004.