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La liga

Tres victorias en diez finales

El Mallorca se salvará si suma diez puntos de los treinta en juego que quedan por delante, aunque le podrían bastar menos - Todos los rivales, a excepción del Albacete, están inmersos en la lucha por el ascenso directo a Primera o la promoción

Los bermellones celebran uno de sus goles frente al Leganés B. Ramon

­Tres victorias y un empate, o lo que es lo mismo, diez puntos de los treinta que hay en juego. Esto es lo que le falta, tirando por lo alto, al Mallorca para atar la permanencia en la Liga Adelante. Todo apunta a que si los rojillos alcanzan los cuarenta y ocho puntos la salvación será un hecho, aunque no deje de ser una mera especulación. Es imposible llegar a estas alturas de temporada sin recurrir a las matemáticas, aunque si el conjunto de Vázquez sigue a este ritmo podrá relajarse antes de la última jornada. Ese es el objetivo que persigue el técnico de los bermellones, que ha dejado claro que lo mejor sería evitar alcanzar los duelos finales metidos en el barro.

La victoria ante el Leganés tiene un enorme valor, ya no solo anímico, sino porque permite otear al horizonte con cierto optimismo, aunque el calendario no invite precisamente a ello. Nueve de los diez adversarios que le quedan por delante están inmersos en la lucha por el ascenso directo a Primera División y la promoción, mientras que el otro rival, el Albacete, podría jugarse ante los bermellones su última bala para salvarse.

Los resultados tan dispares que se dan jornada tras jornada en esta Segunda División impiden apostar claramente por qué partidos de los que deben disputarse serán los mejores para obtener estos diez puntos. El Mallorca, sin ir más lejos, es un claro ejemplo de ello, ya que fue capaz de doblegar cómodamente al líder el sábado (3-0) y hace poco más de un mes caer, también en casa, ante el colista Bilbao Athletic (2-3). Pero mejor ir por partes.

El Zaragoza de Lluís Carreras, y en el que milita el mallorquín Campins y el exrojillo Javi Ros, es el primer obstáculo en el camino hasta el final de curso. Los maños han experimentado un bajón en cuanto a juego y resultados, pero siguen con opciones de regresar a la elite. Osasuna está en una situación similar a la de los aragoneses y visitará Son Moix con el cuchillo entre los dientes. Los navarros, además, son uno de los mejores visitantes de la categoría, ya que han vencido seis veces lejos de El Sadar. Otra salida complicada para el Mallorca es la del Anxo Carro, aunque quizá el Lugo asusta menos que los dos anteriores rivales. Pero quizá el equipo de más nivel al que debe enfrentarse es el Alavés, en la jornada treinta y seis. Los vitorianos son el mejor visitante de la Liga y su objetivo es ascender de forma directa. El Albacete, con el portero calvianer Juan Carlos, es el más débil de la lista de adversarios del Mallorca e incluso el 6 o 7 de mayo -todavía no está fijada la fecha- puede que ya esté desahuciado. O no. Pero vencer en el Carlos Belmonte podría ser su sentencia.

El Tenerife de Pep Lluís Martí, que está cuajando una sensacional segunda vuelta, llegará a la isla apurando sus opciones de promoción en un encuentro que será especial para el actual entrenador de los canarios, que se retiró como futbolista hace menos de un año con la camiseta bermellona. Está por ver si la visita a Girona será un partido trascendental para ambos, pero lo que es seguro es que los catalanes son muy irregulares en Montilivi, donde han perdido cuatro encuentros.

Muchas voces apuntan a que el Mallorca debería llegar salvado matemáticamente a tres jornadas del final porque sus rivales se jugarán la vida, al menos sobre el papel. Dos encuentros seguidos en Palma, ante el Elche y el Córdoba, más la visita a Valladolid, que cerrará la temporada, deberían estar alejados del drama porque, de lo contrario, mejor no tentar a la suerte. Los deberes deberían estar hechos antes, por si acaso.

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