Diario de Mallorca

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La crónica

Y suerte que tenemos a Timon

El Mallorca rescata un punto ante el Numancia con un empate sin goles gracias al guardameta alemán, trascendental con varias intervenciones decisivas - Los rojillos siguen siendo un equipo plano, muy limitados técnicamente y con evidentes problemas para crear ocasiones de gol

Esta es la historia de una crónica mil veces escrita. La de intentar describir la nada, contar algo que no ha pasado, otro simulacro de partido de un Mallorca que, si nos hemos de creer a Ferrer, luchará por las plazas de privilegio, pero que de momento es solo un candidato a no sufrir. La afición, que despidió al equipo con pitos, como no podía ser de otra manera, está todavía en esta fase en la que piensa: "A ver si es verdad lo que nos han contado y el equipo peleará por el ascenso". La fase de esperanza está a punto de irse al traste en menos de un mes de competición. Porque hasta el momento lo único que se ha visto es algo de solvencia en defensa cuando el equipo juega en Palma y nulidad en ataque por la falta de creatividad de un centro del campo rocoso, sin ideas y sin nadie que sea capaz de poner un balón decente a los de arriba.

Como en las últimas temporadas, cualquier equipo aparenta ser mejor que el Mallorca. El Numancia ayer, como el Huesca el jueves, por no remontarnos más allá, da la impresión de saber a lo que juega. El equipo del Chapi no. El balón quema a los jugadores. No hay nadie que proponga nada, algo diferente, un balón en condiciones. Y así se hace muy difícil pensar en ganar un partido. Como mucho a no perderlo. Y eso es lo que hizo ayer el Mallorca. El punto habrá que agradecérselo a Timon. El guardameta alemán estuvo de diez. Paró todo lo que le llegó, que no fue poco. En la primera parte evitó un gol de falta de Julio Alvarez con una estirada que habrá hecho las delicias de más de un fotógrafo. Al comienzo de la segunda, en dos minutos, sendas paradas, sobre todo una a remate a bocajarro de Juanma que Timon respondió con una mano descomunal. Fue la única nota positiva de un Mallorca plano, mediocre, lejos de parecerse a un equipo que debe estar llamado a luchar por el ascenso. De momento, el balance es desolador, con cuatro puntos de doce y, lo que es peor, ofreciendo una imagen triste, que transmite pocas sensaciones, ninguna buena.

El técnico catalán optó por un centro del campo tapón. Dos hombres corpulentos como Yuste y Sissoko, que entró por el más creativo Ros. Toda una declaración de intenciones del técnico. Delante, Acuña fue el sacrificado para dar entrada a Coro, que apenas se dejó ver. El resultado fue un equipo plomizo, sin nada interesante que proponer. Un canto a la nada. No se le puede reprochar a Sissoko su entrega, su pelea constante durante los 77 minutos que estuvo sobre el terreno de juego. Tenía ganas de agradar. Por actitud no se le podrá recriminar nada a este jugador. Otra cosa es lo que sea capaz de hacer con el balón en los pies.

Tras una primera parte para olvidar, en la segunda se vio algo más de intención en los dos equipos, más en el Numancia que en el Mallorca. Las ocasiones locales llegaban a cuentagotas, no por acciones de combinación, sino fruto de algún saque de esquina o falta. Fueron las menos, porque entre las muchas cosas a mejorar por el equipo de Ferrer está el sacar más partido a las acciones a balón parado. Los saques de esquina se quedan casi siempre cortos, los lance Arana o Moutinho, sustituto del primero en la segunda parte. Lo mismo ocurre con las faltas. Demasiada ventaja al rival para un equipo al que le cuesta horrores construir algo de juego. La mejor ocasión rojilla, por no decir la única, llegó en el minuto 70. Pereira, de lo poco que se salvó ayer, aunque solo sea por su entrega, puso un buen balón en el área. Lo recogió Brandon que tiró sin oposición, pero su disparo fue despejado por Gaztañaga, cuando parecía que Munir ya estaba batido. Brandon tuvo ayer el día espeso y apenas se dejó ver.

Habrá que dar por bueno el punto porque por oportunidades el Numancia mereció más. Pero los de Arrasate se encontraron con un jovencísimo guardameta alemán que paró todo lo que le llegó. A él, y solo a él, debe agradecer el Mallorca el punto sumado ayer.

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