Cualquier intento de Llorenç Serra Ferrer de presumir de su gestión deportiva se le desmonta por el traumático descenso a Segunda División y, en menor medida, por los dos del filial a Tercera. Eso es lo que marca la trayectoria de tres años y medio como director deportivo, cargo del que dimitió el pasado lunes aunque siga ostentando la mayoría de acciones del Mallorca. Un total de treinta y seis fichajes y cuatro entrenadores es el balance en este periodo, entre los que destacan las incorporaciones de De Guzmán, que llegó gratis y se marchó al Villarreal tras dejar ocho millones en las arcas, o el propio Gio, también en dirección a tierras castellonenses después de haber costado un millón e ingresar diez -junto a Pina-. También hay otros que han ofrecido un excelente rendimiento individual, más allá del colectivo, como Chico, que estaba cedido, Hemed, que solo una grave lesión impidió que fuera vendido el pasado verano por varios millones, o Hutton, que también estaba prestado.

Pero está claro que si el Mallorca milita en la Liga Adelante es porque se han cometido errores de bulto y lo cierto es que hay muchos futbolistas que engrosan esta lista. El más llamativo es Marvin Ogunjimi, delantero internacional belga, que disputaba la Liga de Campeones con el Genk y por el que se pagaron 2,7 millones. Más allá de que se fichara fuera de plazo en el mercado estival y no pudiera debutar hasta la apertura del invernal, el ariete fue un fiasco en toda regla ya que ni siquiera llegó a marcar ni un gol como bermellón. Pero hay más. En la primera temporada del pobler, en la 2010/2011, con Laudrup en el banquillo, Cavenaghi solo aguantó cinco meses porque no era del agrado del técnico danés. Aki llegó en el mercado invernal y dejó sin ficha a Ratinho, que había tenido tan poco protagonismo como el que tuvo el japonés. Aquel Mallorca se salvó en la última jornada, de forma agónica, en una plantilla muy joven en la que militaban Nsue, Pereira, Cendrós o Tejera. Sin embargo, los que marcaron la diferencia fueron el propio De Guzmán, Ramis, Castro y Webó, que alcanzó los once goles.

El curso siguiente también empezó con Laudrup como responsable técnico, aunque duró poco por las enormes divergencias existentes con Serra Ferrer, al que cuestionaba por su criterio en la planificación. Caparrós cogió al equipo en la séptima jornada, tras un solo encuentro de Nadal en Pamplona como interino, y lo dejó octavo con 52 puntos. Aquel Mallorca llegó a la última jornada al Bernabéu con opciones de disputar la Liga Europa en la que fue la mejor temporada desde el desembarco de Serra. Zuiverloon, Cáceres o Alfaro, aterrizados en el verano de 2011, decepcionaron, pero la plantilla, con un gran Víctor, que marcó nueve tantos, el crecimiento de Pina y la seguridad de la zaga con Ramis y Chico se mostró fiable.

La renovación de Caparrós fue celebrada, pero la 2012/2013 fue una auténtica pesadilla para el mallorquinismo. Los fichajes de Geromel, Anderson y Fontàs para el centro de la defensa resultaron un desastre, Arizmendi fue un secundario y la desgracia se cebó con los bermellones con las lesiones de Javi Márquez, que debía ser el faro del equipo, Antonio López y Joao Víctor, entre otros. El andaluz fue destituido el 4 de febrero del pasado año tras perder 3-0 en Anoeta dejando al equipo decimonoveno con 17 puntos, a cuatro de la salvación tras sumar seis puntos de los últimos 51.

El 5 de febrero Serra Ferrer presentó a Gregorio Manzano como sustituto, una decisión que generó polémica por recuperar a un técnico que estaba pleiteando con el club y con su anterior propietario Mateu Alemany. Tissone, que regresaba, Luna y Hutton fueron la apuesta del director deportivo, pero el descenso se consumó el 1 de junio con 36 puntos. A pesar del duro golpe, después de dieciséis cursos en la elite, Serra no dimitió y se comprometió a confeccionar una plantilla competitiva dirigida por Oltra. Pero está claro que, a pesar de que hay tiempo de enderezar el rumbo, las expectativas no se han cumplido. Los fichajes, a excepción de Gerard, Álex Moreno y Thomas, no están disfrutando de minutos. Y eso es un lujo que no se puede permitir un Mallorca que está obligado a regresar a Primera. Con o sin Serra.