Con el consejero que tiene la llave del cese de José Luis Oltra de viaje en Asia, Utz Claassen no tiene el menor reparo en forzar la situación para desgastar a Serra Ferrer, filtrando su apoyo tácito a la continuidad del peor entrenador que ha pisado Son Moix desde su inauguración, a costa del descrédito del club y la caída en picado del equipo.

Si hace años el expresidente del Gobierno español José María Aznar popularizó aquella exclamación "¡váyase señor González!", hoy el mallorquinismo clama por un relevo urgente en el banquillo. Si su inquilino debiera hoy explicar a qué especie de limbro se fueron sus "mejores sensaciones" de hace una semana, podría concretar por qué Alex Moreno empezó el partido en el banquillo y cuáles son los conceptos defensivos que ha inculcado en una plantilla menos mala de lo que demuestra.

Si alguien podía albergar la menor duda sobre la capacidad del técnico, ayer quedaron todas despejadas, desgraciadamente con apreciable retraso. La zaga bermellona no estuvo colocada en un solo instante del partido, con Ximo y Antonio López desalineados de sus centrales y los pivotes estáticos en su posición, la espalda de los dos primeros era el escenario ideal para robar el balón y sorprender al desesperado Miño. Ambos, el mallorquín y el madrileño, pagaron con una sustitución alocada e incongruente su imputación en el desastre, especialmente el diestro.

Si erróneo había sido el planteamiento inicial, las maniobras posteriores desnudaron las carencias operativas del preparador valenciano. La entrada de Hemed, absolutamente falto de ritmo, la tardía aparición de Alex a falta de sólo veinte minutos y la postrera salida de Thomas en funciones de media punta, causaron el lógico efecto contrario y brindaron al Hércules las mejores oportunidades para cerrar el lance con una goleada de escándalo. El Mallorca pierde, pero Claassen, Terrasa, Roig y Cerdá juegan otro partido y en otra liga.