´Dimonió´ no lo sabe, pero el descenso significó su salvación. El exdirector general de Biel Cerdà, José María Duran, ofreció en sus oraciones al padre Pío -un santo italiano con fama de obrar milagros- la cabeza de la mascota bermellona a cambio de la permanencia. Duran, un hombre muy religioso, pensaba que tener a un diablo como amuleto podía ofender a los santos, y prometió a Don Pío que lo cambiaría por un ángel de seguir en Primera.

La historia todavía es terreno abonado para chistes en Son Moix, pero es completamente verídica. Duran fue destituido de su cargo hace casi un mes, pero en el club trabajadores y directivos describen a menudo el "esperpento" que supuso la gestión del exdirector general y de su mentor, Cerdà, todavía presidente de la institución.

Personas vinculadas a la institución pero que por razones obvias prefieren mantenerse en el anonimato hablan del "estado de control y miedo" que sufrían los trabajadores cuando estos dos hombres comandaban la institución "con puño de hierro".

Cuando el equipo perdía comba en su batalla por la salvación y se instaló un clima de pesimismo en Son Moix, Duran tranquilizaba a todos hablándoles del padre Pío -una fuente explica que también rezó al apóstol Santiago-.

De poco le sirvieron sus oraciones, pero no tardó en volver a dejar boquiabierto a más de uno. Con el descenso confirmado, el exdirector general de Cerdà presumió de haber conseguido la... Licencia Uefa.

Nadie les llevaba la contraria. Ni tampoco cuando, según asegura una fuente del club, "empezaron las extrañas externalizaciones". Procesos en los que Cerdà contrataba empresas para hacer trabajos que ya hacía personal del club, como en los departamentos de jardinería y comunicación: "Cambió cosas baratas que funcionaban, por otras caras que no funcionaron".

Un ejemplo recurrente que ponen muchos conocedores de la realidad que se vive en Son Moix es Zink, la empresa de comunicación contratada por el presidente. "Era un servicio de propaganda a mayor gloria de Cerdà", relata una fuente.

Relatan que el clima de trabajo era irrespirable. La tensión se ha reducido notablemente porque Duran ya no está y Cerdà se ha quedado sin ningún poder ejecutivo. Pero aún se recuerda el "estado de pánico" que se generó a cuenta de las elecciones sindicales. "Ejercieron presiones terribles y amenazas a los trabajadores para votaran a la lista de USO, la que estaba cerca de Cerdà y Serra Ferrer (por entonces eran amigos). La gente lloraba, había muchísima ansiedad", destaca una fuente. Por supuesto, ganó USO.

Zink, "el brazo ejecutor de Cerdà"

Después llegó la guerra entre el presidente y el director deportivo y las cosas se hicieron más difíciles, si cabe. Se inauguró la época del "estás conmigo o contra mí". "Zink estaba encima de todos los empleados, espiando todos sus movimientos. En más de una ocasión hubo amenazas por no apoyar al presidente lo suficiente en las redes sociales. O por escribir mensajes de tristeza cuando se bajó a Segunda", dicen en el club.