El encargado de una pequeña explotación ganadera ubicada en una finca de Inca se encontró ayer por la mañana una escena dantesca: la mayor parte de su rebaño estaba en el suelo ensangrentado. Un total de ocho ovejas y cuatro corderos aparecieron muertos como consecuencia del ataque de cinco perros de la raza ´boxer´ que residen en una vivienda anexa a la finca donde ocurrió el suceso, ubicada en el Camí del Garrover, en el entorno del Puig de Santa Magdalena de la capital del Raiguer.

Además, otras tres ovejas de la misma explotación tenían graves heridas en el cuello, por lo que el responsable del ganado asume que tendrán que ser sacrificadas. Así, el número de reses muertas por el ataque de los canes ascenderá a quince animales, un "desastre" para el propietario del ganado, Miquel Martorell de Búger.

El responsable de cuidar la pequeña explotación ganadera, Pau Fiol, interpuso ayer la correspondiente denuncia ante la Guardia Civil, cuyos agentes se desplazaron hasta la finca afectada para abrir un atestado. Está previsto que mañana visite la zona un veterinario con el objetivo de realizar un informe. Solo entonces podrán ser sacrificadas las ovejas que han quedado malheridas como consecuencia del ataque de los perros.

Ataques anteriores

Pau Fiol explicó que los perros son propiedad de una vivienda vecina y que no es la primera vez que atacan a las ovejas. "Ya tuvimos que llamar la atención a sus propietarios porque los canes perseguían al ganado; entonces nos dijeron que no había nada que temer porque los perros eran nobles, hoy se ha demostrado lo nobles que son", ironizó. Al parecer, hace un tiempo los propietarios de ambas fincas acordaron la instalación de una rejilla sobre la pared de piedra que separa ambas propiedades para evitar que los perros atacaran a las ovejas. No obstante, no ha sido un obstáculo para los canes, que consiguieron colarse a la finca vecina por debajo de la barrera. "Los perros nunca están atados y no han sido educados, se ve que los crían para vender", señala Fiol.

El responsable de la explotación explicó que, al enterarse del suceso, el propietario de los perros le dijo que él se haría cargo del coste económico, por lo que instó a que no presentase la denuncia que podría desembocar en un posible sacrificio de los perros. "Si este señor no está de acuerdo con la valoración económica que se realizará de los animales muertos, seguiremos adelante con la denuncia", apuntó el encargado de la finca afectada.

Pau Fiol evitó ayer poner cifra al impacto económico de la matanza, aunque señaló que en este caso "es más importante el valor sentimental", ya que "llevamos cuidando estas ovejas desde hace meses y algunas de ellas estaban a punto de parir". Aseguró que al ver la escena provocada por los perros tuvo "ganas de llorar".

El ganadero lamentó que mucha gente se muda a vivir al campo "sin ser ´foravilera´". "Vienen, se compran una finca, se hacen un chalé con piscina y ya está", añadió para ilustrar la poca conexión que tienen algunos con el medio en el que viven.

Los ataques de perros al ganado son muy habituales en la ´foravila´, un fenómeno de difícil solución que preocupa mucho a los ganaderos.