Patio del colegio o zona de paseo para mayores, polideportivo o biblioteca, más aceras o más carriles, verbenas o ciclo de poesía... hagan sus apuestas porque los gobernantes dan su palabra de que han bajado a la calle para escuchar su opinión y se comprometen a respetar su decisión. Y es que los presupuestos participativos son ya una realidad en numerosos municipios de Mallorca, todo un cambio de mentalidad para las instituciones a la hora de plantearse atender la voz del pueblo, bien sea con una pequeña consulta o con un largo proceso de debate.

Artà, Esporles, Calvià, Algaida, Binissalem, Campanet, Lloseta, Sencelles, Manacor, Porreres o Llucmajor son algunas de las localidades que tuvieron, tienen o están en proceso de entrar en un proceso participativo dirigido a decidir por votación cuáles son las necesidades básicas del pueblo, qué se puede gastar de las cuentas públicas anuales para poner solución y cómo se puede fiscalizar que se cumplan los compromisos alcanzados. Un sistema que no está exento de críticas, tanto de los que consideran que es una simple operación de maquillaje que no profundiza en una participación real de la ciudadanía en la cosa pública, como de los que le achacan tintes populistas fruto de modas asamblearias.

Reglamentos

Pero la realidad es que estos mecanismos han cogido fuerza en los últimos dos años, y otros consistorios están poniendo las bases actualizando sus reglamentos de participación, como es el caso de Pollença, que hace unos días presentó la comisión encargada de coordinar los futuros planes colectivos, con presencia de políticos, ciudadanos -inscritos en un registro- y asociaciones. En Manacor, el pasado mes de noviembre se llevó a cabo un taller de participación tras meses de trabajo de técnicos y representantes de asociaciones. El objetivo del equipo de gobierno es que 2018 sea el año de los presupuestos participativos en la localidad.

Sencelles se encuentra estas semanas en pleno proceso de deliberación para trabajar las propuestas ciudadanas con asambleas en los distintos núcleos de población. La labor de asesoramiento la lleva a cabo Neus Ramis, que junto a Lara Cifre se encargan de organizar los preparativos y dinamizar las sesiones. Ramis, que trabaja además como consultora de estos talleres con otros ayuntamientos, explica que cada municipio es diferente y decide el nivel de impacto que tendrá la propuesta: "Unos destinan un tanto por ciento del capítulo de inversiones, que suele suponer entre 100.000 y 200.000 euros, para que los ciudadanos presenten proyectos, como es el caso de Porreres -100.000 euros, un 2,8% del presupuesto-, y otro caso distinto es el de Llucmajor, que abre las propuestas a cualquier tema, sea o no inversiones". Llucmajor se incorpora a los presupuestos colectivos asignando 100.000 euros de unas cuentas anuales de 40 millones.

En Sencelles -con dos millones de presupuesto anual-, la opción elegida por el equipo de gobierno es llevar a cabo un estudio de las necesidades de lo que pide la gente para valorarlo a la hora de acceder a los planes financiados por el Consell de Mallorca. "Hay que tener en cuenta -añade Ramis- que aquí la mayoría de inversiones provienen de estos proyectos del Consell". En Artà se destina un 2% del presupuesto (200.000€), en Capdepera 100.000€ y en Algaida también 100.000€ de unas cuentas de 3,5 millones para 2017. Recientemente el ayuntamiento de Lloseta ha anunciado que quiere consultar a la población el destino de un 10% del presupuesto anual, lo que supondrá una inversión por valor de 600.000 euros.

El alcalde de Sencelles y presidente de la FELIB (Federación de Entidades Locales de Balears), Joan Carles Verd, cuenta antes de la primera asamblea vecinal, que era un compromiso electoral potenciar la participación de ciudadana "y lo estamos cumpliendo con este segundo año de presupuestos, pero también a la hora de tratar los horarios de los plenos, un parque infantil o la reforma de la plaza". Verd analiza su experiencia y asegura "lleva mucho trabajo porque todavía falta cultura de participación, pero creo que es una demanda social, aunque luego te encuentras que quien decide en estos procesos es una minoría. El alcalde defiende que a nivel de FELIB se debería hacer un planteamiento para facilitar este tema a más ayuntamientos.

Experiencia

Dos políticos que han dado el salto de la política municipal a las instituciones insulares, como son el presidente del Consell, Miquel Ensenyat (Més), y su vicepresidente, Francesc Miralles (PSOE) tienen buena experiencia en foros para decidir inversiones. Esporles en 2007 y Algaida en 2012, con Ensenyat y Miralles como alcaldes y también ejerciendo de dinamizadores, realizaron un proceso participativo que todavía sigue vigente en ambas localidades. Pero la población pionera en la isla fue la Colonia de Sant Pere, en Artà, que en 2004 se lanzó a la aventura de organizar una asamblea de vecinos para gestionar 60.000 euros del presupuesto.