"Sentí tristeza, rabia. Estaba con mis dos hijos. ¿Cómo se les puede explicar esto? ¡Siempre he podido entrar en cualquier sitio!". De esta manera explica una vecina japonesa de Inca lo que sintió este mes cuando le denegaron el acceso a una tienda de la localidad por ser asiática. Yoriko Naito, que vive en Mallorca desde hace nueve años y está casada con un español con quien ha tenido dos hijos en la isla, ha denunciado los hechos a través del juzgado de instrucción número 3 de Inca.

Todo sucedió el pasado 12 de agosto. Era mediodía cuando se disponía a entrar en un establecimiento, situado en el polígono de Inca. "Tenía que comprar unas cosas para casa", explica. Intentó acceder al establecimiento cuando, relata, una cajera le dijo: "Espera un momento".

Ella esperó y, al cabo de un rato, apareció otra empleada, que le dijo que no podía entrar, de acuerdo a la versión ofrecida por este vecina de Inca.

Yoriko pidió entonces explicaciones. Según cuenta, le contestaron que "el dueño no quiere". De nuevo, esta ciudadana japonesa volvió a preguntar: "¿Es porque soy asiática?". Según refiere Yoriko en la denuncia presentada en el juzgado, le respondieron que sí, porque era asiática. "Yo expliqué que soy japonesa, que mi marido es de aquí, de la isla, que no tenía ninguna intención de robar. Pero me dijeron que no, que no podía entrar", detalla.

Después de esto, pidió una hoja de reclamaciones y escribió su queja, en castellano: "Soy asiática. No entiendo nada. Soy japonesa y tenga todo el derecho a entrar en cualquier tienda. Me ha sentado muy mal. No quiero que esto se permita en ningún sitio".

En esta hoja de reclamaciones, consta también la versión que dio en ese momento la empresa: "No se le deja entrar por motivos de empresa. Se le ha explicado amablemente".

Este diario se puso ayer en contacto con el propietario de la empresa para que ofreciese su versión de los hechos, tras la denuncia registrada por Yoriko Naito en el juzgado de instrucción número 3 de Inca. Consultado al respecto, manifestó que éste era un tema de Consumo y que lo que tenga que decir lo dirá en este departamento.

Yoriko optó por denunciar estos hechos después de que en el departamento de Consumo del Govern le dijeran que no podían hacer nada, porque ella no compró ningún producto en el establecimiento. También fue a la Guardia Civil, pero le indicaron que ellos tampoco podían hacer nada. Por eso, acabó acudiendo a los juzgados de Inca.

"En mis nueve años en Mallorca, nunca me había pasado esto. Siempre he podido entrar en cualquier sitio. Es verdad que, a veces, cuando voy por la calle sí que me he encontrado con gente que me mira de forma un poco extraña, pero nada más", manifiesta, en declaraciones a este diario.

"Si me hubieran pedido perdón en algún momento, yo no hubiese denunciado. Tienen mi teléfono y no me han dicho nada", concluye.