El colegio Guillem Ballester i Cerdó de Muro sufre una oleada de robos que han puesto en jaque al equipo directivo, que insta al Ayuntamiento y al Ibisec a encontrar soluciones.

El centro escolar público cada año padece diferentes actos delictivos, como allanamientos de morada y hurtos. Las características arquitectónicas del edificio favorecen el fácil aceso al centro pese a estar cerrado, ya que tanto las zonas exteriores y patios, como los tejados están al alcance de casi cualquiera. El sistema de seguridad solo está habilitado para las zonas comunes del interior del edificio, lo que provoca que las alarmas no se disparen cuando los asaltantes entran directamente a las aulas por el tejado.

"En lo que llevamos de curso escolar hemos padecido tres robos, el más importante de diferentes equipos informáticos, aunque habitualmente son de material escolar, lo que perjudica a las familias", comenta la directora del centro, Maria del Mar Seguí. También se muestran preocupados por una posible desgracia, ya que se han dado cuenta que "incluso algunos alumnos se suben al tejado para hacerse fotos y ´selfies´ atraídos por las vistas desde lo alto del edificio", añade la responsable del colegio.