El tesorero del ayuntamiento de Artà, ahora jubilado, explicó ayer en la segunda sesión del juicio con jurado contra la funcionaria acusada de malversación, por supuestamente apropiarse del dinero que ella misma cobraba por multas de infracciones urbanísticas entre 2007 y 2011, que a medida que él detectaba expedientes cuyas sanciones no habían sido ingresadas en el banco y lo apuntaba en el sistema informático, aparecían sobres con esas cantidades de dinero.

El extesorero municipal, que declaró en la Audiencia de Palma como testigo, relató que él realizó la primera investigación y concluyó que el dinero defraudado al Consistorio eran 33.000 euros. Según destacó, no tiene dudas de que esa cantidad es la que falta porque la documentación contable cuadra con la documentación bancaria. En cambio, el fiscal, que solicita una pena de seis años de prisión para la sospechosa, mantiene que fueron 65.080 euros.

El trabajador jubilado detalló que durante sus pesquisas, cuando descubría los descuadres e introducía en el ordenador el dinero que faltaba, aparecían sobres con esas cantidades en el Consistorio. Según su versión, esto ocurrió a principios de 2012, cuando la acusada estaba ya de baja y él hacía copias de seguridad en el sistema informático donde apuntaba el dinero que aún no había sido ingresado en el banco.

El extesorero incluso llegó a sospechar que el programa informático del Consistorio estuviera intervenido. "Pregunté al informático '¿puede ser que tengamos pinchado el sistema informático? y me dijo es difícil, pero una persona entendida en informática puede hacerlo'", recordó el testigo ante el tribunal popular.

Así, a mediados de 2012, cambió de sistema de archivar los datos y dejó de hacer copias de seguridad. Según su versión, fue en ese momento cuando dejaron de aparecer sobres con dinero. El testigo confirmó que él siempre daba cuenta de todas sus investigaciones al entonces alcalde. Añadió que no pudo averiguar por qué iban apareciendo sobres con distintas cantidades de forma sucesiva. "Puede ser una pura coincidencia o no, no lo sabré nunca. Resultaba que los informes que había hecho de que faltaba dinero, fueron los sobres que luego iban apareciendo", aseguró.

Por otro lado, una decena de testigos declaró ayer en la vista oral por presunta malversación. Varios de ellos coincidieron en que no había control sobre los pagos en metálico que se realizaban en el Ayuntamiento por infracciones urbanísticas.

El entonces alcalde de Artà indicó que nadie supervisaba el trabajo de la funcionaria encausada, si bien secundó la versión que ella dio el primer día del juicio. El exedil detalló que cuando le reclamaron el dinero que faltaba, la funcionaria desde un principio negó que se hubiera quedado el dinero. Además, ella no tenía problemas económicos, apuntó. Según indicó, ella contó que a veces dejaba el dinero que cobraba en el cajón y que esto podía suponer que alguien pudiera haberlo tocado. A raíz de este caso, todas las multas ya se pagaron por el banco. Otros testigos dijeron que no sabían que se cobraban en efectivo en el Consistorio.