Hace ahora diez años, moría Adela Oliver Llinás, quien dejó en herencia al ayuntamiento de Sóller el 50% de la fábrica. La otra mitad la legaba a sus descendientes. Eso sí, la cesión a la administración municipal estaba condicionada a que en un plazo de cinco años Sóller creara un museo textil. Sin embargo, este proyecto nunca llegó a cuajar del todo.

La Unión Europea destinó 600.000 euros para sufragar la creación del museo textil, pero finalmente este dinero fue a parar a la fundación Tren de l´Art, que lo acabó destinando a rehabilitar el casal de Can Prunera, hoy convertido en museo de arte modernista. El municipio nunca tuvo interés en crear el museo, como se demostró con el paso de los años.

Renuncia explícita

Aunque el Ayuntamiento ha perdido sus derechos sobre la fábrica Nova, los impulsores del nuevo proyecto necesitarán que el municipio renuncie explícitamente a su titularidad, algo que creen se hará "rápidamente" teniendo en cuenta la "buena predisposición" de todos los grupos políticos con representación en el Consistorio.

La Fàbrica Nova ocupa un solar de 1.200 metros cuadros en pleno centro de Sóller y a escasos 200 metros de la plaza de la Constitución.

El edificio se encuentra en un avanzado estado de deterioro hasta el punto de que unas edificaciones anexas amenazan ruina, con el consiguiente peligro que ello supone.