Tenía que ser un revulsivo para el turismo y la economía y se está consolidando como un fiasco. El acuario-centro de interpretación de Cabrera no tiene nada claro su futuro y vecinos y técnicos cuestionan la gestión del Govern. Los drásticos recortes aplicados y la fijación de una tarifa de entrada de 8 euros para los mayores de 12 años son los principales causantes de que el complejo que costó más de 20 millones de euros se esté convirtiendo en un fracaso.

La infraestructura -que representa fielmente la vida que se desarrolla en el archipiélago de Cabrera- fue impulsada por el exministro y expresident Jaume Matas (de hecho su apartamento de veraneo está a escasos veinte metros de distancia, junto a la playa del puerto). Fue inaugurada (con destacada presencia de autoridades del Gobierno central y Govern) con mucho retraso en julio de 2008. Los cambios urbanísticos en la zona de es Turó y la tala de pinos fueron motivo de controversia.

La transferencia de las competencias sobre Cabrera está constatando la inviabilidad del acuario (Centre de Visitants de ses Salines). Si en los primeros años el acceso público era gratis, desde el pasado 1 de junio las tarifas son para los niños de 0 a 3 años, gratis; de 4 a 12, 4,5 euros, y mayores de 12, 8.

Aparte de este caro cambio en lo que a la entrada se refiere (que se ha traducido en una espectacular disminución del número de visitantes), otras estocadas contundentes que han perjudicado han sido las drásticas reducciones de personal laboral (guías, trabajadores de mantenimiento, etcétera); de horario (en estos momentos solo está abierto de 9,15 a 15,45 h, de lunes a viernes), y de atractivos (inactividad del ascensor panorámico y cese de las proyecciones de un vídeo tridimensional en el que salía por ejemplo una morena [pez] que sorprendía a espectadores, entre otros alicientes y cierres de espacios).

Asimismo, vecinos y técnicos sospechan de una reducción del número de especies marinas exhibidas. El mantenimiento anual del acurio supone más de un millón de euros.