Las acciones reivindicativas a favor de la reapertura al público de la carretera vieja de Lluc a Pollença se iniciaron en 2005. La usurpación del derecho de paso es tan evidente que el Consell de Mallorca, propietario de la vía, no tuvo más remedio que ordenar, en marzo de este mismo año, la recuperación de oficio y la delimitación del trazado de la vieja carretera.

La presión popular ha tenido mucho que ver en el proceso, que desembocó en una orden taxativa lanzada en mayo por el Consell a los propietarios de fincas para que retirasen las barreras en el plazo de quince días. Casi cuatro meses después, la orden sigue sin cumplirse.

La institución insular reconoce una treintena de puntos en los que se ha "usurpado", en un concepto empleado por la propia administración, el derecho de paso. Y no se trata de un camino cualquiera de los muchos que existen en el interior de la isla, sino de una carretera comarcal de casi 18 kilómetros de longitud. Los puntos más conflictivos son cuatro: Lluc, l´Empeltada, Ca na Borrassa (finca familiar del alcalde de Pollença) y Can Pontico.