En 2009 se cumplieron los 40 primeros años de vida del Safari-Zoo Mallorca. Situado siempre en la zona costera de Sa Coma, se ha ido transformando en un espacio más eficaz y moderno: "No nos hemos planteado nunca cambiar de ubicación porque es parte de una oferta turística y está cerca de las cuevas de Porto Cristo. Además el clima en esta zona es óptimo para la reproducción de las especies que tenemos", explica su actual administrador, el alemán Henning Mentz.

Todo empezó cuando el también germano Herrmann Ruhe valló en el 69 un espacio aislado de la costa de Sant Llorenç para convertirlo en una especie de reducto salvaje, donde poner en cuarentena a todos aquellos animales que él mismo traía de África. Era el lugar ideal y las leyes eran lo suficientemente laxas para poder hacer de Mallorca una escala de venta de animales salvajes hacia zoológicos de Francia, Alemania u Holanda.

Pero a finales de la década de los ochenta y con el alquiler de los terrenos a punto de expirar, Ruhe buscó inversores nuevos. Fue cuando Siegfried Mentz, instalado en la isla desde 1980, decidió vender su empresa en Alemania e invertir en su pasión. Tanto, que pasó en pocos años de tener una parte de las acciones a ser el dueño.

Pero un safari también padece la crisis: "Tenemos claro que este podría calificarse de producto de lujo. Los padres vienen para que sus hijos se lo pasen bien, pero sabemos que nadie necesita esto para vivir". Incluso hace unos años se pensó en un cierre tras la tormenta de viento y lluvia que arrasó miles de pinos. Por fortuna para la familia Mentz, los animales salvajes siguen teniendo su atractivo. s.s.v. sa coma