La casa la pueden ver todos los conductores y peatones que pasan a la altura de la rotonda de acceso a Costa de la Calma. Fachada blanca, con aire ibicenco. Vista de pasada o de lejos, quizá no se perciba el estado de esta construcción que, hace décadas, acogía la sede de la promotora inmobiliaria. De cerca, cualquiera puede apreciar la deficiente conservación de esta propiedad, que ahora es municipal y que en las últimas legislaturas ha sido propuesta para albergar distintos equipamientos –como una sede para residentes extranjeros de Calvià–, ninguno de los cuales ha acabado de fructificar.

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