Los problemas de salud propios de una edad avanzada, unidos a una falta de relevo y vocación religiosa, están vaciando de monjas los municipios de la Part Forana. Este domingo y tras casi 129 años, Son Servera despedía con tristeza a la orden de las Franciscanas y el municipio quedaba huérfano de comunidades católicas. Hace algo más de una semana, tres religiosas de la misma orden se marchaban de Lloseta tras 150 de estancia. Hace pocos años eran los municipios de Artà y Capdepera quienes veían vaciados sus conventos.

Pero el declive continúa. Según datos del Bisbat de Mallorca, actualmente 21 de los 53 municipios de la isla carecen de congregaciones de monjas: Estellencs, Banyalbufar, Esporles, Valldemossa, Deià, Fornalutx, Búger, Lloseta, Sant Llorenç, Son Servera, Capdepera, Artà, Costitx, Consell, Montuïri, Lloret, Sant Joan, Petra, Ariany, Maria de la Salut y Llubí han ido perdiendo su representación. Muchas de las religiosas se reagrupan en congregaciones de la misma orden. Unificar para no desaparecer. Pese a ello, en Mallorca existen todavía 52 órdenes religiosas distintas, de las cuales 30 son femeninas (muchas fomentadas por el obispo Campins). En total suman 163 congregaciones, 85 de las cuales se localizan en Palma y 78 en la Part Forana.

Por lo que respecta a la Part Forana, Manacor y Felanitx son los municipios que más órdenes femeninas mantienen. La capital de la comarca de Llevant concentra una congregación de Franciscanas, una de Benedictinas (la única de la isla), tres de las hermanas de la Caridad y una de la Pureza de María. En Felanitx quedan una de Franciscanas en la pedanía de s´Horta, dos de las hermanas de la Caridad, una de Teatinas y otra de Trinitarias. En Inca sobreviven tres: una de Jerónimas, una de hermanas de la Pureza y otra de la Caridad.

Era el 14 de septiembre de 1882 cuando las fundadoras del convento de las religiosas franciscanas de la Misericordia llegaron a Son Servera para instalarse en la villa. Anteanoche, 129 años después, el convento cerró sus puertas y los vecinos quisieron rendir homenaje a las religiosas que durante más de un siglo han atendido a enfermos y necesitados.

La Església Nova fue el escenario del acto donde estuvieron presentes un grupo de religiosas de la orden, entre ellas las antiguas monjas que a lo largo de su vida pasaron por el convento serverí. El primer edil, Pep Barrientos les hizo entrega de un pergamino con el mapa del municipio. Su legado continuará solo con la escuela de primaria que empezó a construirse en el año 1889 bajo su tutela.