La firma ayer del convenio de colaboración entre el tenista Rafel Nadal, el ayuntamiento de Manacor, el Govern y el Consell, para agilizar la construcción de una academia de tenis privada con el nombre del deportista, dejó varias imágenes curiosas. El hecho de que se realizara en el casal de Can Socorrat, sede de la Institució Pública Mossèn Alcover, fue la excusa perfecta para que su directora, Magdalena Gelabert, guiara a Rafel y a su séquito por los entresijos de la obra del lingüista. Inspeccionada la planta baja y creyendo que estaba todo visto, Nadal se relajó... pero Gelabert insistió en que subiera al piso de arriba y terminara de admirar la vida del filólogo. El tenista arqueó la ceja y puso cara de pocos amigos, a lo que Gelabert, siempre simpática, le respondió: "Venga, si només seran cinc minuts!".

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O eso parecía. Y es que Rafa decidió llegar caminando hasta el casal donde se rubricó el acuerdo. Lo hizo junto a su padre Sebastià, su representante, el ex tenista Carles Costa, y un grupo de hombres afines. Todos elegantemente vestidos con trajes oscuros, marcando tendencia. La curiosidad que la estampa produjo entre los transeúntes y terraceros una tarde cualquiera de febrero, provocó salidas incontroladas de los bares y las tiendas de moda de los alrededores, cuyas dependientas iban saliendo con calculada precisión tras su paso.