Pongámonos en situación. Hace casi una década, durante el anterior Pacte de Progrés, una tensa sesión de la Comisión Balear de Medio Ambiente decidía dar el sí a la construcción del puente del Riuet de Porto Cristo. Uno de los asistentes a esa reunión recuerda con claridad: "Parecía que o había puente o el pacto balear se rompía. No es una exageración, hubo muchas presiones inconfesables de por medio". Nervios aparte, la comisión sirvió también para que Els Verds consiguieran que la obra tuviera sus contraprestaciones ambientales. Y es que a cambio del levantamiento, el ayuntamiento de Manacor se comprometió a no ampliar el puerto deportivo en dirección al puerto romano, un microclima de especial interés natural. Si finalmente el puente se viene abajo, cabe pensar que el pacto podría quedar en agua de borrajas y la engrandecimiento de amarres ya no sea una utopía.

La oposición, en punto muerto desde hace semanas

Puede que sea también el estrés provocado por el puente, los altercados judiciales o la falta de entendimiento entre antiguos socios. Lo único cierto es que la oposición ´manacorina´ (exceptuando ráfagas sin mucha malicia del PSOE), está en punto muerto. Sin ruedas de prensa, sin reproches y sin conclusiones ni números interesantes. A sólo unos meses de las elecciones municipales, el hecho es cuanto menos preocupante.

El PP de Son Servera, preocupado por el agua

El PP no quiere que los problemas con el agua vuelvan a dejarle en la oposición. Por ello ya ha solicitado la convocatoria de un pleno extraordinario para tratar que la actual concesionaria cumpla con lo estipulado y renueve ya el sistema de cañerías.