Si el Vaticano acogió en 1988 la proclamación de Juníper Serra como beato, tras un complejo proceso protagonizado por el milagro de la recuperación de la monja americana Sor Bonifacia, que muy enferma rezó invocando al Evangelizador de California y sanó, sigue faltando otro proceso que incluya un milagro diferente para declarar santo al franciscano. El rector Joan Martí, que apunta que Sor Bonifacia murió hace cierto tiempo, admite que "es complicado".