La fiesta de Sant Sebastià tiene su esperada Revetla la noche de hoy, que cuenta a su vez con su propia revetla, ya que la víspera de la víspera, es decir, ayer, los palmesanos empezaron a salir de casa para divertirse. El gancho fue la llonguetada impulsada por el colectivo Orgull Llonguet, una cena popular en 11 lugares de la ciudad donde el ingrediente que no podía faltar era el tradicional panecillo mallorquín.

El relleno corrió a cargo de los organizadores -la mitad eran bares y el resto, entidades-, que se esmeraron para sorprender con gran variedad de bocados, como por ejemplo la docena de sabores de los 800 llonguets que prepararon en el horno Sant Elies. Instalados en la cercana calle Oms y en colaboración con el bar España (el antiguo Can Vinagre), ofrecieron camaiot o pollo con queso, tortilla, picapica e incluso lechona dentro del panecillo de miga blanca, como enumeró el propietario del horno centenario, Richard Piccone.

La iniciativa que empezó hace tres años "se ha consolidado y, unida a la Fira del Llonguet y la promoción que hace el colectivo, ha permitido recuperar un pan que comenzaba a desaparecer", según destacó quien heredó las recetas antiguas del horno y cada día vende más de cien llonguets cuando antes le pedían como mucho una quincena.

No solo se trata de comer, sino de salir más noches durante esta semana de las fiestas del patrón. "Los clientes vienen con amigos o la familia para pasar un rato más tranquilo que la noche de la Revetla, aunque con ganas de salir de casa", explicó Iván Cerdà, el dueño de la Tortillería, situada en la plaza de la Quartera 1. Por supuesto, dentro del centenar de llonguets preparados, había tortilla, y no una variedad, sino hasta seis diferentes, entre ellas la clásica, con sobrasada, con setas o de espinacas y gambas al ajillo, tal como señaló.

Cerdà aplaude el impulso que Orgull Llonguet y la Confraria de Sant Sebastià han dado a las fiestas, ya que "habían decaído y la gente se había desanimado, pero la iniciativa popular, fuera del programa oficial, ha creado nuevos alicientes y ahora se vive más cada barrio", en palabras del responsable de uno de los bares que también venderán llonguets durante la Revetla. "Lo típico es la torrada, y la haremos, aunque cada vez más la gente nos pide bocadillos con este panecillo". Y cuando Cerdà se ha quedado sin él y ha ofrecido pan de barra, más de uno le ha respondido: "no, lo quiero con llonguet".

En la plaza del Tubo había ayer 250, con rellenos calientes, fríos o veganos. Todos eran para los jóvenes que acudieron a los talleres y exhibiciones de Espais Joves, como las presentaciones en forma de gloses de Enredarts. Los xeremiers des Prat fueron los primeros en subir al escenario y la fiesta concluyó con más cultura tradicional, la del correfoc de los Dimonis Trabucats y la batucada Pachamama.

Mientras los asistentes daban mordiscos a sus bocadillos, unos jugaban al Test del Llonguet, con preguntas como: "¿cuáles son los dos animales escondidos en la fachada de Cort?"; otros se iniciaban en la estampación o la percusión corporal; y la mayoría asistía a las exhibiciones de lindy hop, poesía, improvisación teatral y gloses, todo ello para empezar la fiesta antes de la gran fiesta.