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Sa Torreta

Fiesta y tragedia en la 'fundación' de la EMT

Antoni Maria Alcover bendijo los tranvías. Diario de mallorca

La Empresa Municipal de Transportes ha decidido situar en el 1 de julio de 1916 la fecha de sus orígenes. Vale si aceptamos Iglesias como ejemplo de humildad o Rajoy como sinónimo de hiperactivo. En realidad este día comenzaron a circular por las calles de Palma los primeros tranvías eléctricos. La misma empresa los reemplazó 50 años después por autobuses. Posteriormente quebró y dio paso a Salma, que también entró en crisis y forzó la municipalización del servicio de transporte urbano, como ya explicamos en un artículo reciente.

En realidad, el día fundacional que la EMT ha elegido arbitrariamente fue agridulce para la ciudad. Había una gran expectación por la llegada del nuevo medio de transporte que sustituía a los tranvías de tracción animal estrenados en 1890. Este entusiasmo se tradujo en editoriales en los que se escribían cosas como estas: "Gracias a la carrozza di tutti se acortarán distancia, mayor abarcamiento en los ensanches, que es acopio de aire y sol, de vivienda saneada... a los modestos les permitirá el veraneo y hasta la vida en los caseríos".

Antoni Maria Alcover, entonces vicario general, bendijo los tranvías en las cocheras de la actual calle General Riera. El primer viaje se dirigió hasta Portopí y el convoy fue "saludado con aplausos por los ciudadanos".

Un desenlace inesperado. A las 21,30, el tranvía que descendía por la calle Conquistador y se dirigía hacia la actual calle Antoni Maura tomó a velocidad excesiva la curva de la plaza de la Reina. La máquina y el vagón que arrastraba volcaron frente a Ca s'Andritxol y el restaurante Nacional. Los gritos sustituyeron al alborozo. Comenzó el rescate de los heridos. Unos cincuenta. Algunos con fracturas, otros solo con magulladuras. La auténtica dimensión de la tragedia se descubrió al levantar el coche: debajo estaba Onofre Villalonga Florit, un aprendiz de carpintero de 17 años, que murió aplastado.

El 1 de julio de 1916 fue una fiesta en Palma, pero su epílogo se escribió en forma de tragedia.

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