Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Palma a la vista

La partida de petanca

Los jugadores observan la lanzada de la bola metálica. ¿Se acercará al boliche? L.D.

"Con algo hay que entretenerse", decía un paisano tras comprobar la destreza de aquel latinoamericano lanzando la bola. En vuelo rasante la esfera metálica busca acercarse al boliche o cochinita como se le llama en algunas zonas de España a la pelota más pequeña que la bola de metal debe acercársele en el juego de la petanca. "Venimos a jugar cada mañana al parque, de 9 a 11", dice muy serio en un descanso, el lanzador de la bola.

Unos seis hombres están jugando a petanca en el parque Krekovic, el mismo lugar en el algunos chavales practicaban críket años atrás atrás. La periferia de Palma es muy europea en sus aficiones y juegos. Porque también se practica el muy británico fútbol.

Frente al cuartel de la Guardia Civil, un rectángulo de arena en el que hombres pasan parte de la mañana, entre las 9 y las 11, aunque siempre se alarga, practicando un juego que inventaron los franceses.

La petanca llegó de Francia, concretamente de La Provenza, a principios del siglo XX, aunque nuestros antepasados romanos ya se dedicaron a lanzar bolas al aire sobre terrenos al aire libre. Fueron los soldados imperiales los que enseñaron en la Galia los pormenores de este juego.

El nombre petanca procede del galicismo pieds tanquees, pies juntos, porque así han de estar en el momento que se lanzan las pelotas. La máxima concentración en la lanzada mientras uno es observado no solo por los contrincantes sino por los fugaces espectadores que pasaban por ahí. Su práctica al aire libre propicia que la petanca sea un entretenimiento para quien da paseos erráticos. "Con algo hay que entretenerse", reitera el hombre de media sonrisa.

Los parques son en las mañanas decorados de soledades, de fracasos, de aislamientos voluntarios pero también son lugares del común para hacerse compañía, aunque solo sea la que se fragua en la fumada de un cigarro o en una partida de petanca.

Es fotogénico este juego. Ha sido protagfonista, telón de fondo de películas como Los invencibles, de Fréderic Berthe, con Gèrard Depardieu, una película que sirve para poner de manifiesto que entre los franceses no siempre se canta el liberté, égalité, fraternité. También le sirvió a Gonzalo Tamajón como telón de fondo para hacer crítica social en su cortometraje, Petanca, el desafío, aquí viendo cómo los familiares abandonan a sus viejos.

Hubo un tiempo en que Felipe González, estrenándose como presidente de gobierno, practicaba la petanca en sus tardes de verano en su chalet de Miraflores de la Sierra, antes de su afición a solearse sobre las proas de yates de millonarias esloras.

En el parque Krekovic, tal día como hoy, nueve años atrás, dos hombres se enzarzaron en una pelea en la que intervino la Policía Nacional. El incidente acabó en una batalla campal en la que trescientas personas arrojaron piedras, botellas y sillas contra los polis. Se juzgaron a dos hombres y una mujer. Hoy se juega a petanca, a fútbol y los críos sijs practican críket algunos domingos por la mañana. Los juegos de la Vieja Europa son buenos embajadores, mejor quizá que sus políticos.

Compartir el artículo

stats