­En la noche cerrada, miles de diminutas llamas desfilaban acompasadas por las calles del centro durante la procesión de La Sang. El fuego derretía la cera de los cirios, que caía al suelo, pero esta tradición de Semana Santa "no puede ser sustituida de ningún modo" por velas con bombillas led, como aseguró el presidente de la asociación de cofradías poco antes del inicio del recorrido del Jueves Santo. La idea ha sobrevolado este año con motivo de la polémica respecto a la propuesta municipal de que las hermandades sufragasen un seguro por posibles accidentes a causa de la cera en el pavimento. Finalmente, dicha medida no se exigió y todas las procesiones se han celebrado con normalidad, como la del Crist de la Sang, que contó con 5.000 cofrades con sus respectivos cirios y llamas, que de vez en cuando se apagaban y los monaguillos se encargaban de volver a encender.

No hubo velas led, aunque sí un cambio al comienzo de la procesión, ya que la cofradía de 2008 Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Nuestra Señora de la Paz sacó el paso a costal de Jesús ante Caifás, que se estrenaba en Jueves Santo. Sus 1.700 kilos eran llevados por 40 costaleros sin ningún relevo, tal como destacó el presidente de la hermandad castrense. Tuvieron que hacer numerosas paradas por el peso de la talla de madera de cedro, sobre todo en la subida de Oms, pero tras girar hacia Sant Miquel cogieron velocidad y llegaron a la Catedral según lo previsto.

La Esperanza baila hoy

El año pasado hubo un cambio importante en el orden, porque tradicionalmente la imagen de Nuestra Señora de la Esperanza encabezaba la comitiva con el fin de marcar el ritmo del resto, pero la asociación de cofradías optó por colocar las 33 hermandades según su antigüedad, desde la más reciente a la más longeva. Por lo tanto, este Jueves Santo hubo que esperar hasta las 23,15 horas para ver salir de la plaza del Hospital la imponente talla de la Fundación Bartolomé March, ya que es la quinta más antigua de Palma, fundada en 1924. Sobre la medianoche del Viernes Santo, tras finalizar la procesión del Santo Entierro, la Esperanza se despedirá de sus fieles con un baile y otorgando un clavel a los presentes, como indicó el nuevo presidente de la cofradía, Pedro Barceló, quien toma el relevo del histórico Tomàs Darder.

Aún no había caído la noche cuando apareció la Virgen de la Salut, la otra gran esperada en la procesión más importante de Ciutat. Los aplausos y vítores no se hicieron de rogar al descender la Costa de la Sang, y eso que la cuadrilla de casi 40 cofrades no había realizado ningún baile, una actuación restringida durante estos últimos años debido a que no forma parte de la tradición mallorquina y retrasa el desfile, hecho que ocurrió a lo largo del recorrido. El numeroso público congregado desde la iglesia de la Anunciació hasta la Seu apenas podía apreciar el donativo que Nuestra Señora de la Salut recibió esa misma mañana, un rosario del siglo XIX de oro y nácar de una devota que adora a la Virgen de esta cofradía. Dos pasos antes procesionó el Buen Perdón, el único de Palma que las mujeres llevan a costal. La hermandad también cuenta con monaguillos, entre ellos Juan Luis Fernández, de diez años y quien repite por segunda vez consecutiva porque le "gusta mucho participar en la procesión de la Sang".

Vírgenes en miniatura

Sorprendió la participación de los niños el Jueves Santo, no solo en la comitiva de nazarenos, sino también como espectadores e incluso artistas. Es el caso de los cerca de 50 alumnos de Tercero y Cuarto de Primaria del colegio Sagrat Cort que -guiados por la madre Beatriz García y el joven experto Jordi Oliver- crearon dos réplicas casi exactas de la Virgen de la Esperanza y la Salut. "Las hemos elaborado con material reciclado, como cajas de fruta, palos de brocheta, una luz led de una bicicleta, papel, tela, etc., y los niños han portado los pasos con palos de escoba", en palabras de la entusiasta madre, que se encontraba en la plaza de Cort con las réplicas y algunos de los estudiantes.

Ajenos a ellos, los cofrades procesionaron en el tramo final del recorrido frente al edificio del Ayuntamiento, engalanado con damascos en los balcones y con las banderas a media asta. En principio, ondeaban de este modo en señal de luto por los atentados de Bruselas y estaba previsto izarlas a medianoche, aunque se mantuvo la medida hasta que el Crist de la Sang pasó por delante de Cort.

La imagen más venerada de la Semana Santa de Palma, del siglo XVI, salió de la iglesia a las 23,50 horas, portada por los prohoms y sobreposats de la Antiquísima Cofradía de la Cruz de Calatrava, fundada en 1902. Le acompañó el obispo de Mallorca, Javier Salinas, y una multitud de feligreses que recorrieron el centro hasta bien entrada la madrugada.