Biel Torrens es payés de muchas generaciones. Conoce la tierra y sus sinsabores, y aún así la ama incondicionalmente. Él no es un activista de salón. Él actúa sin más. Desde la Associació del Mercat Ecològic participó en la creación en Santa Maria del primer mercado ecológico de toda España. Desde aquel lejano 2007 la situación de los campesinos no ha mejorado. En Mallorca se pierde músculo agrario a marchas forzadas por eso cuando Antoni Aguiló, vicerrector de la Universitat Balear le propuso montar un mercado ecológico semanal en el campus no lo dudó. Llevan seis semanas y, por el momento, "estamos contentos". Los jueves es el día en que desde las 10 y hasta las 15.30, entre siete y ocho paradas campan en la denominada Illa d'en Colom.

La UIB les ha abierto las puertas, les cede espacio y el aparcamiento y no cobra tasa a los agricultores que se comprometen, eso sí, a dejar limpio el lugar y a hacer promoción del mercado. Hasta la fecha se han inscrito doce personas pero por el momento son 8 los que venden. Proceden de Palma, Petra, Manacor y Sant Jordi, además de Ruberts.

"Nosotros, a diferencia de otros mercados ecológicos que hay en la isla como el de la plaza Patines, solo ponemos a la venta producto de Balears porque son muchos los que venden productos ecológicos pero traídos de la península, y eso desde luego no es sostenible y además, y es lo más importante, reivindicamos nuestro papel de agricultores que venden su producto ecológico. No queremos ser vendedores de lechugas de Murcia", dice expresivamente el payés del llogaret Ruberts en Sencelles, Biel Torrens.

Si que actúan en comandita cuando se trata de producto local. Por ejemplo, él vende el queso de vaca de un productor de Menorca con certificación de su origen. "Lo que no puede ser es que al productor le quede un margen tan escaso que apenas pueda vivir. Vender a menos precio que el de coste es una ruina. La verdad es que vivir de tu trabajo como payés es un milagro".

Aina Riera, de la oficina de Universitat Saludable i Sostenible de la UIB, se acerca y compra productos de este mercadillo ecológico. Ella vela por el buen desarrollo del mismo y por darlo a conocer entre la población estudiantil. Por el momento "los que más lo adquieren son profesores y personal laboral de la Universitat". Torrens cuenta que los estudiantes se acercan a la hora de la merienda y aprovechan para comprar una manzana o una fruta".

Este mercadillo semanal no quiero vender sus productos sino que quiere fomentar cierto espíritu crítico. Alimentarse sí, pero sabiendo de dónde proceden y qué lugar ocupan en la cadena que acaba poniéndolos en la mesa. "La alimentación es especulación y hay que ponerles límites a esto", señala Biel Torrens.