­Era su estreno frente a Palma al oficiar la Misa solemne por la festividad del santo patrón, San Sebastià. El nuevo obispo de Mallorca, Javier Salinas, dedicó su homilía a ponderar las virtudes del mártir para afrontar la crisis.

"Hoy el testimonio del mártir sigue y hacer fiesta es un signo de esperanza en una sociedad marcada por la desorientación, la inquietud, el preguntarse qué hacer, que se vive Palma. Vamos a pedirle a nuestro santo patrón que nos ayude en la dificultad", dijo el obispo.

Escuchado por la corporación municipal, con el alcalde Mateo Isern al frente, y en representación del Govern, José Ignacio Aguiló; del Consell, Catalina Cirer yMauricio Rovira; del Parlament, Margarita Durán, así como Adolfo Orozco, comandante general en jefe de la Zona Militar de Balears, así como algunos diputados y miembros de la oposición municipal, la ceremonia religiosa celebrada ayer en la Seu no consiguió llenar el templo.

"En una sociedad marcada por el sentido de la economía que ha buscado más el ganar que el bien común, más el tener que el ser, el victimismo no es una buena solución. Preguntarnos qué hacemos ante la dificultad puede unirnos. La solución individual no es posible. Los actores de la historia, de la economía, son las personas", desgranaba en su sermón el obispo de Mallorca.

En los bancos le escuchaban, entre otros representantes de la sociedad civil que acudieron al oficio religioso, los pintores Ñaco Fabré, Rafa Forteza, y otros miembros de la Academia de Bellas Artes, Guillem Frontera, Luis García-Ruiz; Martín Aleñar, decano del colegio de abogados, entre otros. Y así le oyeron pronunciar al obispo Javier Salinas las siguientes palabras: "Sin convicciones, solo con miedo, sin confianza, sin criterio, no podemos superar esto".

Incidió el obispo de Mallorca en la necesidad, y tomó al santo patrón de la ciudad como ejemplo, de "no tener miedo ante las dificultades. Estáis en las manos de Dios".