Aunque fue pura casualidad, parecía hecho a propósito. El pavimento de la plaza Marquès del Palmer, al igual que el de la plaza de España, se encuentra desde hace meses y años estropeado. Numerosas baldosas de ambas plazas están hechas unos zorros, agrietadas y con más movimiento que las arenas del desierto. Pero la brigada de obras municipal tuvo que iniciar su reparación a finales de la semana pasada. El hecho provocó, entre otros inconvenientes, que la manifestación contra la reforma laboral, al llegar a la plaza Major, tuviera que dar un rodeo por Sindicat para continuar hacia la plaza de Cort por la calle Colom.

Rodríguez se evitó la protesta

El hecho de que se prohibiera expresamente a la manifestación del pasado sábado bajar por Oms desde la plaza de España para continuar por la Rambla, Unió y es Born, evitó que la protesta se acercara físicamente a la sede de la delegación del Gobierno. La concentración final en la plaza de Cort daba la impresión de que se protestaba contra la política de Mateo Isern y no contra la de los jefes del delegado José María Rodriguez. Por cierto, ¿utilizaron la misma vara de medir los responsables policiales para calcular la afluencia a la Rúa y a la manifestación? No lo pareció.