Los contenedores y los camiones de la basura son elementos urbanos que forman parte de nuestra vida actual, al igual que el sistema de alcantarillado y el servicio de agua potable, pero no siempre ha sido así.

A principios del siglo pasado unos particulares se dedicaban a ir casa por casa a recoger la basura orgánica a cambio de una propina con unos carros tirados por animales. Los trabajadores creaban sus propias escobas para barrer y la gente reutilizaba las botellas de vidrio llevando a la tienda los recipientes vacíos. De esa recogida manual y rudimentaria la ciudad ha derivado hasta los actuales depósitos de varios colores para separar los distintos tipos de desperdicios.

Y esa evolución puede entenderse en su totalidad a través de las imágenes. La Empresa Municipal d´Aigua i Clavegueram (Emaya) dispone de un archivo de más de 4.000 fotografías, que ha recopilado la investigadora Magdalena Cerdà, licenciada en Historia del Arte por la UIB. Estudia un máster en Patrimonio Cultural y su trabajo recopilatorio ha permitido crear un archivo histórico, en el que entender la evolución de la limpieza y la red de agua potable en Ciutat.

Recopilatorio

Este archivo está formado por cuatro negativos de vidrio de principios del siglo XX, que son los más antiguos de la colección, ya que datan de los años treinta del siglo pasado y hacen referencia a las obras que se realizaron en esta época para cubrir el depósito de la Font de la Vila, que abastecía de agua a Palma y mejorar el saneamiento, ya que se producían problemas de epidemias. También consta de negativos de plástico y diapositivas en blanco y negro.

La investigadora Magdalena Cerdà las ha catalogado con la ayuda de Ricard Terrades y Rafel Nadal, creadores del archivo histórico de Emaya. La mayor parte del recopilatorio está formado por las imágenes cedidas del archivo particular de Pedro Pourtau, uno de los propietarios de la empresa Pool, origen de la actual Emaya.

Este recopilatorio cuenta con fotografías de la construcción del depósito de Son Tugores, que se realizó en los años treinta para aprovechar el agua excedente de la Font de la Vila, sin olvidar la torre de agua a presión del Sitjar, que se levantó en el passeig Mallorca, donde se encontraba el Baluard del Sitjar, en los años veinte. Unas bombas permitían impulsar el agua hacia el depósito situado en la parte superior, lo que permitió abastecer de agua potable a Santa Catalina, el primer barrio de Palma que contó con este servicio.

La mejora de las conducciones de abastecimiento de agua en Ciutat se producía de manera paralela a los cambios en los métodos para limpiar la suciedad de Palma. La Empresa Municipal d´Aigua y Clavegueram (Emaya) tal y como la conocemos en la actualidad no surgió hasta los años setenta. Desde principios del siglo pasado hasta los años sesenta toda la recogida de basura era manual. Como todo era orgánico los particulares recogían los desperdicios con carros y después los llevaban a una finca para formar el compostaje.

Habría que esperar hasta los años sesenta para que el ayuntamiento diese la concesión a la empresa Pool, que compró los primeros camiones de recogida de basura. Llegó a tener 40 para toda la ciudad y más de 300 trabajadores. En los setenta se constituyó definitivamente Emaya y Pool cedió su personal y su maquinaria. En este archivo pueden verse los contenedores de metal, que son los antecesores de los verdes actuales.