El Horno Santo Cristo tiene su leyenda. Cuentan que se llama así porque un panadero estaba cociendo una hornada y, como se despistó, se le quemó. Tal era su enfado que cogió sin pensar un crucifijo que había por allí y lo lanzó dentro de la hoguera. Por supuesto, acabó hecho cenizas. Ángel Calleja relata esta historia y muchas más, las que ha vivido junto a su hermano Pedro en la conocida pastelería de la calle Pelaires, cerca de Sant Nicolau. Gracias a ellos, que estuvieron al frente del horno durante 50 años, comenzó la iniciativa de repartir el típico dulce mallorquín entre los hoteles.

"Una tarde vino el conserje de un hotel que había enfrente de Correos y nos dijo: esta mañana os he enviado a unos turistas para que compren ensaimadas y me preguntaba si me podriáis dar algo a cambio". Al escuchar la frase, se les encendió la bombilla, recuerda Ángel. "Empezamos a ir a los establecimientos del paseo Marítimo, s´Arenal y Palmanova, y les ofrecíamos ensaimadas para vender a sus turistas a cambio de una comisión". El único ejemplo parecido que conocían era "el del recadero del Moll Vell", que se ganaba un dinero extra llevando dulces típicos mallorquines a los turistas de los barcos.

Degustación de dulces

Ángel y Pedro Calleja iniciaron su andadura en el horno en 1960. Anteriormente lo regentaban las hermanas Antonia y Juana Coll, cuya familia impulsó el negocio hace un siglo en el mismo lugar en el que se ubica actualmente. Este año ha tomado el relevo otra familia de tradición pastelera y al frente se encuentra Maria Mas, que celebrará el centenario con "degustaciones de ensaimada de turrón, cocas de patata, turrón artesanal y chocolate con ensaimada, todo gratuito", destaca la heredera del histórico horno. Los hermanos ya jubilados califican este traspaso de "encuentro feliz, no sólo porque no desaparece el negocio, sino debido a que lo ha cogido con mucha ilusión", elogia Ángel. También tiene palabras de agradecimiento para todos sus trabajadores y los clientes que por allí han pasado.

Entre los más conocidos, están los Príncipes de Asturias, Camilo José Cela, la madre del Rey, Jane Seymour, Lauren Bacall, Isabel Preysler, Ana Torroja, Arantxa Sánchez Vicario y los mallorquines Félix Pons y el pintor Joaquim Torrents Lladó.

Se llevaban ensaimadas y todo tipo de dulces con la garantía de esta pequeña empresa premiada en 1912 con la medalla de oro de la primera Exposición Universal de Panadería, celebrada en la Ciutat Comtal. De dos años antes data el primer documento que certifica la existencia del horno, de ahí el centenario.

Lejos quedan los tiempos en los que la familia Calleja tuvo que "pedir permiso al Obispado" para registrar la marca de Horno Santo Cristo y los domingos en los que la afluencia a las pastelerías era enorme. Algunas cercanas de los años 60 eran "el Forn Fondo, el Forn de Plaça, Postres Moll, el Horno Santa Eulalia y el Forn Dot", recuerda Ángel.

También rememora, y sigue sorprendiéndole, que durante un viaje a Fez (Marruecos), se metió en una panadería y allí descubrió un horno de leña exactamente igual que el de su negocio. "Le pedí al dueño que me mostrase el interior, donde estaba cociendo un dulce exactamente igual que la ensaimada". Hay una leyenda que ubica el origen de este postre en la llegada de los árabes a la isla. Sea cierto o no, el Horno Santo Cristo venderá durante muchos años su producto estrella.