Las aguas vuelven a su cauce en la empresa que presta el servicio de la ORA. Tras las denuncias de los controladores, publicadas en la edición dominical de este diario, esta semana se han sucedido las reuniones entre la dirección de Dornier y el comité de empresa, y entre la dirección de la concesionaria y los mandos intermedios.

El resultado: la dirección de Dornier rectifica y elemina las nuevas directrices impuestas hace tres meses para la aplicación de la normativa, directrices con las que los vigilantes se sentían presionados a poner más multas y ser inflexibles con las sanciones, han desvelado fuentes de los trabajadores.

A través de sus representantes sindicales, los controladores de la empresa hicieron público que se les había impuesto un mayor celo en la aplicación de la normativa, así como que se olvidaran de la atención al ciudadano, que no retiraran ninguna sanción ni en caso de errores leves o confusiones, y que actuaran con la misma inflexibilidad incluso en calles con diferentes zonas tarifarias, hospitales y zonas de urgencia, y mercados municipales.

La situación, según denunciaron los vigilantes, provocó que aumentaran los incidentes graves entre los ciudadanos y los controladores como nunca antes había sucedido, y que entre los trabajadores de la empresa cundiera la sensación de desánimo, llegando a denunciar que antes las sanciones era una consecuencia del trabajo diario y con la nueva forma de aplicación de la normativa se habían convertido en el principal objetivo de su actividad diaria.

Sin embargo, según informaron ayer fuentes del comité de empresa de Dornier, en tres días la situación ha cambiado radicalmente. A principios de semana, la empresa ya comunicó a los vigilantes que actuaran como antes de las nuevas directrices y el miércoles ya se empezó a repartir entre los representantes de los trabajadores el documento que les devuelve una cierta autonomía y la capacidad para quitar multas en casos de confusión o errores leves, así como en aquellos casos en que la sanción puede provocar un conflicto todavía mayor, primando otra vez como objetivo de los vigilantes la rotación de vehículos y la atención al ciudadano.

"A día de hoy la situación es completamente distinta", manifestó ayer a este diario Vicente Losa, controlador de la ORA, miembro del comité de empresa de Dornier y delegado de Prevención del sindicato Comisiones Obreras. "Ésta ha sido una semana de reuniones para intentar solucionar la situación en la que nos encontrábamos", comentó. "Hubo contactos con la empresa el lunes y continuaron también el martes, tras las declaraciones del concejal de Movilidad, José Hila, en las que manifestó su oposición con lo que estaba sucediendo en la empresa. Y el miércoles ya nos dieron las nuevas directrices, con las que los controladores recuperamos algo de la autonomía con que siempre habíamos actuado".

Al conocer las denucias de los vigilantes, José Hila manifestó que los controladores deben tener cierto grado de flexibilidad cuando imponen las multas, ya que, según dijo, "el objetivo de su trabajo es prestar un servicio al ciudadano y facilitar la rotación de vehículos".

No obstante, Vicente Losa quiso puntualizar ayer que sus protestas nada tienen que ver con la negociación del nuevo convenio con la empresa. "Ese es un proceso que todavía no hemos abierto", aseguró.